El Palacio Ferrer, al servicio de la cultura cienfueguera

Editado por Pedro Manuel Otero
2017-01-06 09:38:34

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Por Guadalupe Yaujar Díaz

Levantado en la ciudad de Cienfuegos, en el centro de Cuba, rica en monumentos y edificios simbólicos, se halla el Palacio Ferrer desde hace un siglo. Por su mirador con cúpula desde el que se puede disfrutar de la mejor vista de la ciudad y su entorno marino, el inmueble goza del privilegio de su ubicación, en una esquina del Parque Martí, centro fundacional y administrativo de la ciudad.

El bello palacete, ejemplo de la influencia del “catalanismo” en la arquitectura cubana, fue construido entre 1917 y 1918 por el rico comerciante y hacendado español José Ferrer Sires, bajo el proyecto del destacado arquitecto local Pablo Donato Carbonell, autor de obras de gran refinamiento y símbolos del eclecticismo de ese territorio, como el Chalet de Valle, otras de majestuosa estructura como el cementerio “Tomás Acea”, réplica del Partenón.

En la ejecución del Palacio puso el relevante proyectista su talento artístico y este quedó formado en dos niveles: la planta baja, carente de ornamentos y alto puntal superior a los 6 metros, destinado a guarecer mercancías, y uno superior, cuyo derroche de ornamentación en mármoles, valiosa herrería, azulejos esmaltados y primorosos decorados le imprimieron más prestancia.

Remata la azotea con un elegantísimo mirador en la esquina sureste, que permitía al mercader desde las alturas dominar todas las operaciones del cercano puerto y presenciar también la entrada a la bahía de alguna posibilidad de aumentar sus arcas económicas.

Sin embargo, a pesar de la inspiración y empeño del proyectista en su afán de dejar complacidos el refinado gusto de los Ferrer, los propietarios vivieron poco tiempo la mansión trasladándose a La Habana, entonces muy próspera a principios de la década del 20, y el inmueble quedó desierto hasta que la familia de los Caicedos, una de las más ricas de Cienfuegos, la compró y vivió hasta la década de loas años 70 del pasado siglo.

El majestuoso Palacio Ferrer ganó, además, celebridad cuando el famoso tenor italiano Enrico Carusso estuvo en Cienfuegos en 1920 y se hospedó allí un día a fin de descansar su voz en la espaciosa sala, ya que cantaría esa noche en el cercano teatro Tomás Terry.

Se dice que regresó pronto a La Habana donde le esperaba una última función antes de recibir la jugosa suma de 90 mil pesos, cifra récord pagada entonces a un artista en el teatro cubano.

Lamentablemente, Carusso no dispuso mucho tiempo para disfrutar de las bondades de la vida como las que ofrecía el lujoso Palacio, que se estrenaba en la arquitectura de la ciudad, pues luego de sus compromisos en Cuba, sólo actuaría una vez más en el Metropolitan, de New York, antes de retirarse para siempre de la escena a causa de una enfermedad que terminó con su vida en 1921.

Luego de un largo periodo de deterioro del lugar se emprendieron obras de restauración del Palacio Ferrer correspondientes a las acciones constructivas del Plan de Desarrollo por el bicentenario de la otrora Villa Fernandina de Jagua, que se cumplirá en abril de 2019.

La mansión, devenida la Casa de la Cultura Benjamín Duarte dentro del maravilloso edificio neoclásico, brinda desde su terraza unas de las mejores vistas panorámicas de toda la urbe.

Esta joya arquitectónica, de interés histórico y cultural de la villa espera siempre por la visita de los amantes de un paisaje en el cual su elegante balcón muestra las atracciones de la bahía cienfueguera, la creciente zona industrial y el diseño urbanístico que posee la sureña ciudad de Cienfuegos.


 


 


 



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