Numerosas muertes en México por tormenta tropical es un llamado de atención a las autoridades

Editado por Maria Calvo
2016-08-09 12:25:08

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por Guillermo Alvarado

Al menos 45 fallecidos, entre ellos numerosos niños, miles de damnificados y daños en infraestructura dejó el paso de la tormenta tropical Earl por varios estados del sureste y centro de México, en lo que constituye un llamado de atención a las autoridades sobre las precarias condiciones de vida de la población en numerosas comunidades y la necesidad de tomar medidas de prevención ante los fenómenos climáticos.

Aunque en esta ocasión no se trató de un meteoro de gran intensidad, las consecuencias son graves y resalta a la vista que en muchos casos habrían bastado medidas elementales, como la evacuación de familias en situación de riesgo, para evitar las pérdidas de vidas humanas.

Son más de 20 las comunidades afectadas, sobre todo en el estado de Veracrúz, pero también en Puebla e Hidalgo y el común denominador de la mayoría de ellas es estar asentadas en las laderas de montañas, que se han vuelto muy inestables a causa de la intensa deforestación.

Hablamos, por supuesto de familias pobres que carecen de recursos para comprar un terreno y edificar sus viviendas en lugares seguros y deben instalarse en zonas peligrosas, y que tampoco son beneficiadas por programas gubernamentales para resolver sus urgentes necesidades, no sólo de habitación, sino que también de educación y salud.

En total hay unas 8 000 personas afectadas y se perdieron cerca de 1 650 casas y, si bien ya comenzó la distribución de ayuda y cientos están refugiados en albergues, todo habría sido más fácil si de antemano se adoptan planes de prevención.

En el estado de Hidalgo, por ejemplo, un alud de piedras ocasionado por las lluvias sepultó a varias personas que asistían a una fiesta familiar, totalmente ajenas a las adversidades climáticas que estaban afectando a esa región.

Hidalgo, junto con Oaxaca, Chiapas y otros lugares, concentran la mayor cantidad de habitantes en condición de pobreza, en ocasiones de miseria absoluta, en un país donde, sin embargo, cada año crece el número de multimillonarios.

Las inmensas desigualdades son en realidad la verdadera causa de tragedias como la ocurrida en el fin de semana por un fenómeno meteorológico que, reiteramos, no era de una significativa intensidad, pero cuando la pobreza es tan aguda no hace falta mucho para desencadenar la muerte y el dolor.

A ello se suman la ineficacia de las autoridades para advertir a las personas de lo que puede ocurrir en caso de lluvias intensas y otros fenómenos y la ausencia de planes efectivos de evacuación temprana y otras medidas que preserven la vida de las familias, en particular de los más vulnerables, como los niños y los ancianos.

Lo ocurrido en México con la tormenta Earl es una muestra de que los desastres no siempre los provoca la naturaleza, sino la desatención de quienes debieran velar por la seguridad de la población.



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