Fidel Castro fue un gran amigo de Salvador Allende y del pueblo chileno

Editado por Maria Calvo
2016-12-01 11:43:56

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foto: María Calvo

por Roberto Morejón

El gobierno del presidente chileno, Salvador Allende, puso en práctica una experiencia promisoria para ese pueblo y América Latina, que contó con la solidaridad de los cubanos y en especial del líder histórico de la Revolución, Fidel Castro.

Allende asumió como presidente el 3 de noviembre de 1970 e inició su heroico esfuerzo por hacer cambios, incluido la promulgación de la Ley de Nacionalización del Cobre.

Todo ello en un país donde los políticos conservadores ejercían predominio y, como se constató después, anidaban corrientes fascistas en las fuerzas armadas.

Contra ellas tuvieron que luchar Allende y el gobierno de la Unidad Popular hasta el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973, apoyado por Estados Unidos.

La amistad entre Fidel Castro y Allende fue estrecha, se cultivó durante los diversos viajes del político chileno a La Habana y tuvo un momento crucial durante la visita del guía de la Revolución Cubana a Chile.

Fidel Castro pisó suelo chileno el 10 de noviembre de 1971 en lo que constituyó la primera visita de un Jefe de Estado cubano a la nación sudamericana.
Durante 24 días recorrió regiones de Chile donde conversó con obreros, campesinos, estudiantes, conoció detalles de la producción minera y pronunció discursos para reafirmar la solidaridad con el proceso encabezado por Allende.

Uno de los hechos más relevantes, conocido posteriormente, fue  el intento de magnicidio ejecutado por agentes de la CIA, Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, durante la permanencia del Comandante  en Santiago.

En una entrevista de prensa anunciada previamente, los conspiradores de origen cubano situaron una cámara de televisión equipada con armas, pero sintieron miedo y no cumplieron las órdenes.

Después de una ola de acciones subversivas promovidas por la derecha con apoyo externo, el general Augusto Pinochet encabezó un golpe de estado contra Allende y estableció una cruenta tiranía.

Cuba brindó todo su respaldo al pueblo chileno y centenares de sus hijos encontraron un lugar seguro en la nación antillana.

En noviembre de 1996,  Fidel Castro regresó a Chile, no en visita oficial sino para participar en la sexta Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de gobierno celebrada en Santiago y Viña del Mar.

Un año antes, con el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Chile y Cuba habían restablecido relaciones diplomáticas a nivel de embajadores, proceso solo posible después del retorno al proceso democrático.

Los vínculos entre los pueblos cubano y chileno y entre Fidel Castro y Salvador Allende marcaron la impronta latinoamericana y caribeña gracias a una visión integradora, como anhelaron los patriotas de Nuestra América.



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