Nuevo gobierno en el país más pobre del hemisferio

Editado por Maite González Martínez
2017-02-08 09:25:10

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Por: Guillermo Alvarado

Jovenel Moise, de 48 años, tomó posesión de la presidencia de Haití con el enorme reto de reducir las fracturas políticas derivadas de un proceso electoral accidentado y tratar de poner a esa nación en las vías del desarrollo para superar una situación de pobreza extraordinaria, desigualdades y carencias de todo tipo.

El primer país independiente de este continente, la cuna de la única revolución de esclavos triunfante en la historia, es ahora el punto de concentración de calamidades de todo tipo, políticas, económicas, sociales y naturales.

Una ruinosa deuda impuesta por la exmetrópoli, Francia, a cambio de reconocer su libertad, a lo que se suman numerosas intervenciones foráneas, de las que Estados Unidos ha sido habitual protagonista, décadas de tiranía bajo la mano corrupta de la dinastía Duvalier, constituyen la raíz de los enormes males que azotan a esa sociedad, donde la institucionalidad es frágil y en ocasiones inexistente.

Por si fuera poco, Haití es el sitio en todo el continente americano más expuesto a la furia de los huracanes y otros fenómenos meteorológicos. De 1980 a 2016 los nombres de Allen, Gilberto, Gordon, Gustav, Ike, Sandy y Matthew quedaron impresos en la geografía de la pequeña nación antillana con un saldo enorme de muertes y destrucción.

En 2010 un violento terremoto dejó alrededor de 300 mil muertos y sus huellas todavía se pueden apreciar en Puerto Príncipe y otras ciudades y por lo menos 50 mil personas están hacinadas en pésimas condiciones en varios campamentos.

Por si la furia de la naturaleza y de los explotadores no fuese suficiente, una epidemia de cólera se cebó contra esa población, carente de servicios sanitarios eficaces, como sea la presencia solidaria de Cuba, cuyos médicos estaban allí aún antes del sismo.

Jovenel Moise encuentra un país de 10 millones de personas donde el 60 por ciento están por debajo de la línea de la pobreza y una cuarta parte en la extrema pobreza. El 70 por ciento de la población económicamente activa carece de un empleo formal, lo que genera un éxodo masivo hacia otros lugares y la inflación ronda los 12 puntos.

En el otro extremo, 10 por ciento de los habitantes se apropian del 70 por ciento de los ingresos nacionales, lo que abre una brecha extraordinaria entre los más ricos y los más pobres.

De acuerdo con la Comisión Económica de la ONU para América Latina y El Caribe este año el crecimiento del Producto Interno Bruto será de uno por ciento, lo que significa un retroceso si se toma en cuenta que en 2014 este indicador fue de 2.7 puntos y un año después alcanzó las dos unidades.

El presidente número 58 del país no podrá enfrentar sólo esta situación, aún con la mejor de las voluntades. Una crisis profunda e histórica como la haitiana requiere un esfuerzo internacional, pero hasta ahora salvo escasas y honrosas excepciones, la comunidad mundial ha sido avara al respecto. Hay una deuda de toda la humanidad con esta nación, pero sobre todo, y de manera muy particular, de los que de una manera u otra, por acción o por omisión, son responsables de que se haya llegado hasta estos extremos.



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