En el limbo investigación de ataque químico en Siria

Editado por Maria Calvo
2017-06-03 10:17:26

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por Guillermo Alvarado

Han transcurrido dos meses desde el ataque con armas químicas ocurrido en los primeros días de abril en el poblado sirio de Han Sheijun donde hubo al menos 70 fallecidos, entre ellos varios niños, sin que hasta el momento avancen las investigaciones para determinar quiénes son los responsables de esta tropelía.

Llama poderosamente la atención la enorme contradicción que existe entre las virulentas acusaciones de los primeros días contra el gobierno del presidente Bashar Al Assad, a quien sin ninguna prueba las potencias occidentales acusaron de los hechos, y la evidente pasividad de los organismos encargados de dilucidar lo ocurrido realmente.

Estados Unidos, Reino Unido y Francia, entre otros, rasgaron sus vestiduras y exigieron sanciones inmediatas contra Damasco, demandas que fueron multiplicadas inmediatamente por las grandes transnacionales de la información, que nunca dieron el mismo espacio y tiempo a los desmentidos de las fuerzas armadas sirias, que negaron categóricamente haber empleado armas químicas contra la población.

Transcurridos dos meses, esos mismos medios le “echaron tierra” al asunto y hoy día ninguno informa, por ejemplo, que en ese tiempo ningún equipo, ni de la ONU, ni de la Misión de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, la OPAQ, han puesto un pie en el lugar de los hechos para recoger evidencias o entrevistar directamente a los afectados. Tampoco han visitado las instalaciones del aeropuerto de Shairat, donde según occidente estaban depositados los artefactos presuntamente utilizados aquel fatídico día.

¿Dónde quedó la vehemencia de los primeros días? ¿A dónde fue a parar la presunta indignación de occidente? ¿Por qué, quienes se apresuraron a culpar a Bachar Al Assad, no presionan para que se investigue en el lugar donde ocurrió ese ataqué?

¿Será que tienen miedo de encontrar una verdad que les contradiga?

Son preguntas que aguardan respuesta y que incrementan las suspicacias sobre aristas no exploradas hasta ahora, entre ellas el origen de los químicos utilizados, qué país los produjo y cómo fueron a parar a Han Sheijun, un lugar que en los momentos del incidente estaba bajo control de grupos armados irregulares.

Hay que puntualizar que el gobierno de Siria invitó a los investigadores a visitar el aeropuerto de Shairat y les ofreció todas las garantías de seguridad que sean necesarias, pero tanto la OPAQ como la ONU continúan posponiendo este viaje.

Hasta ahora las investigaciones se han realizado a distancia, mucha distancia por cierto, así como entrevistas a testigos de dudosa veracidad, cuando lo más sensato, lo más vinculado con el sentido común, es llegarse hasta el escenario de los hechos.

¿A quién se le ocurre investigar en Nueva York un supuesto crimen cometido en el Oriente Medio? Eso no es serio en absoluto.

Siria ha demostrado estar dispuesta a cumplir sus obligaciones, en particular permitir a los investigadores de la OPAQ acceder a cualquier sitio donde se sospeche del uso de armas químicas. ¿Por qué, entonces, esa misión le sigue dando largas al asunto en lugar de, simple y llanamente, cumplir ella también con sus responsabilidades? El mundo merece y espera respuestas claras.



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