Sobregirados

Editado por Maite González Martínez
2017-08-02 10:10:46

Pinterest
Telegram
Linkedin
WhatsApp

Por: Guillermo Alvarado

De acuerdo con datos de organizaciones especializadas en cuestiones medioambientales, este miércoles 2 de agosto se cumple el día de la Sobrecapacidad de la Tierra, es decir el momento en el cual la humanidad terminó de consumir todos los recursos que el planeta es capaz de producir o regenerar en un año, en este 2017.

A partir de mañana comenzaremos a vivir de prestado porque en apenas siete meses y dos días nos comimos, desperdiciamos o botamos lo que correspondía a un año, de acuerdo con la capacidad de la naturaleza de abastecernos, o de absorber y regenerar los desechos, en particular el peligroso bióxido de carbono.

Estos cálculos se comenzaron a realizar en 1987 por iniciativa de la agrupación Global Footprint Network, que advirtió que la relación global entre consumo y recursos estaba entrando en un peligroso desequilibrio.

El ser humano tala más bosques de los que es capaz de reponer, pesca más de lo que los océanos y mares logran reproducir, extiende las áreas urbanas y de cultivos más allá de lo que es posible, consume más agua de la disponible y, sobre todo, contamina más allá de lo que la naturaleza puede reciclar.

Para llamar la atención sobre los riesgos que esta actitud implica, se comenzó a hacer un cálculo anual de las disponibilidades y los resultados son aterradores. En 1987 el día de la sobrecapacidad de la tierra ocurrió el 19 de diciembre; en 1995 fue el 21 de noviembre; una década después, en 2005, tuvo lugar el 30 de octubre; en 2010 brincó al 21 de agosto y este año ocurre el día 2 de este mes.

Este sobregiro en el consumo implica que al ritmo actual la humanidad necesitaría un planeta una vez y media más grande y para el 2050, harían falta dos similares al actual.

Esto, por supuesto, es teórico, porque las capacidades y los recursos son limitados, no pueden crecer más allá de un punto determinado y algunas de las consecuencias las estamos viviendo ya, entre ellas el cambio climático.

Lo que nos aguarda en aún más dramático, como el agotamiento de los recursos pesqueros, el colapso de los bosques, la reducción del agua, alimentos y combustibles que ya son causa de conflictos y guerras, como ocurre en el Oriente Medio.

Nadie puede dudar que el ansia de Estados Unidos por destruir a la Revolución Bolivariana de Venezuela nada tenga que ver con cuestiones ideológicas o políticas, sino con las enormes reservas de hidrocarburos depositadas en su subsuelo.

En la actualidad la voracidad de occidente sobre ciertas regiones del planeta tiene color de petróleo, pero pronto cambiará y será incolora como el agua, que se agota rápido.

Porque en este desenfrenado modelo de consumo el reparto también es desigual. Los cálculos estiman que para satisfacer las necesidades de un ser humano, éste dispone del equivalente a 1,8 hectáreas globales. Es lo que se llama la “huella ecológica”. En los países desarrollados este indicador de consumo suele rebasar las 10 o 12 hectáreas por individuo, mientras en Haití sólo llegan a 0,68 y en Afganistán a 0,62 hectáreas.

Los expertos señalan que todavía no es tarde para revertir el daño ocasionado al planeta, pero hace falta una voluntad política entre los países grandes consumidores, los más ricos, que no se mira por ningún lado, mientras todos vamos camino a pagar las consecuencias y los más pobres –como suele ocurrir- van en primer lugar. FIN



Comentarios


Deja un comentario
Todos los campos son requeridos
No será publicado
captcha challenge
up