Irma: los ojos del miedo

Editado por Maite González Martínez
2017-09-11 10:03:35

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Imagen de la Playa Santa Lucia, en Camagúey, la mañana del 8 de septiembre. Foto/ ACN

Por: Guillermo Alvarado

Un habitante del municipio cubano de Santa Cruz del Norte, en la provincia de Mayabeque, que tuvo la ocurrencia, muy mala ocurrencia por cierto, de no evacuarse junto a su familia ante la cercanía del huracán Irma narró como el mar embravecido rompió las puertas de su casa y arrojó kilos de arena y piedra al interior poniendo en riesgo su vida. El hombre resumió su experiencia con una frase lapidaria: esa noche, dijo, le vi los ojos al miedo.

No es para menos si se toma en cuenta el devastador recorrido del ciclón, que a lo largo de miles de kilómetros, desde el arco de las Antillas Menores hasta el territorio de Estados Unidos, sembró destrucción, muerte y mucho miedo ante personas que por primera vez en su vida estaban frente a un fenómeno de esa magnitud.

Cuando el 6 de septiembre Irma cayó con todo su poder sobre Antigua y Barbuda ya tenía categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, la cual adquirió en el océano Atlántico abierto, algo que no es común.

En esa isla afectó al 90 por ciento de las edificaciones y demolió por completo la tercera parte de ellas. El hospital, escuelas y hoteles fueron destruidos y bloques enteros de viviendas quedaron bajo el agua o aplastadas por el viento. Cuando el primer ministro Gaston Browne recorrió por aire el territorio su primera impresión fue que había quedado totalmente inhabitable.

La potencia del huracán era tal, que su paso por las islas de sotavento fue detectado por los sismógrafos instalados en Guadalupe.

Con vientos de más de 290 kilómetros por hora, el ciclón pasó cerca de Puerto Rico, donde dejó graves daños, y la isla de La Española que comparten República Dominicana y Haití. En este último país, el más pobre del hemisferio occidental y tocado por sucesivas calamidades en décadas recientes, afortunadamente los destrozos fueron mínimos.

No fue así en Cuba, donde recorrió la costa norte y tocó tierra sobre los cayos de las provincias de Camagüey y Villa Clara, importantes centros turísticos del archipiélago que sufrieron numerosas pérdidas.

Testimonios gráficos señalan que numerosos municipios a lo largo de la isla fueron golpeados por la fuerza del viento y el mar, entre ellos el balneario internacional de Varadero, la ciudad de Matanzas y la ya mencionada Santa Cruz del Norte, donde la fábrica de ron Habana Club quedó dañada.

Quizás lo peor sean las penetraciones del mar, que causaron inundaciones no vistas en décadas, así como la amplitud y duración de los vientos. En La Habana las rachas de tormenta tropical soplaron durante 16 horas.

Tras su paso por Cuba, Irma se dirigió hacia La Florida y se adentró a tierra, lo que le hizo perder intensidad y poder destructivo, no sin antes causar alrededor de 30 muertos en El Caribe y Estados Unidos. En Cuba lamentablemente se han reportado diez fallecidos, así como numerosos daños que ya comienzan a restañarse gracias a la experiencia y organización de este pueblo.

Un poderoso huracán que durante una semana azotó una amplia región, donde hubo mucha gente que le pudo ver los ojos al miedo. FIN



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