Pertinaces críticos españoles de situaciones en el exterior justificaron represión en Cataluña

Editado por Maite González Martínez
2017-10-05 08:10:27

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Por: Roberto Morejón

Venezuela está lejos de Cataluña, pero se evoca su realidad a propósito de los sucesos recientes en la Comunidad Autónoma por la acción represiva del gobierno español para evitar la participación en el referéndum independentista.

El jefe del gobierno, Mariano Rajoy, el gobernante Partido Popular y medios de prensa conservadores de España asumieron desde hace tiempo como un asunto de política interna lo acontecido en Venezuela.

Se trata de una extraña obsesión sustentada en presentar al gobierno constitucional de Venezuela como fundador de un sistema represivo y hasta dictatorial, según trataban de hacer creer reportajes periodísticos y declaraciones de funcionarios.

El afán era manipular el contexto venezolano. A raíz de las manifestaciones antigubernamentales de la oposición, convertidas en focos insurreccionales contra la paz, la ofensiva propagandística desde España llegó a hartar a NO pocos receptores.

Cuando jóvenes pagados por la extrema derecha de Venezuela lanzaban explosivos contra las fuerzas del orden, bloqueaban calles para impedir votaciones o quemaban vivas a personas por su piel oscura, el Estado español y los medios lo ignoraban.

Llegó el primero de octubre y ese mismo Estado se ha manifestado justificativo de una feroz y verificada represión en Cataluña contra personas que esgrimían papeletas en blanco para participar en el referéndum.

La prensa mundial y las redes sociales exhibieron imágenes sobrecogedoras del uso de la fuerza de la Policía Nacional y la Guardia Civil, llevadas a Cataluña por el gobierno de Rajoy.

Casi todos, menos el ejecutivo español, coinciden en que el uso del poderío policial provocó la espiral de violencia, el posterior paro laboral y los actos de repudio de catalanes frente a hospedajes donde pernoctaron los agentes despachados por Madrid.

El exabrupto de los uniformados NO logró impedir toda la votación y según se afirma se impuso el Sí a la independencia. Además, generó un mayor distanciamiento de los catalanes NO secesionistas con el Estado español, el Partido Popular y Rajoy.

La sucesión de porras y pelotas de goma contra las urnas causó estupor, pero en la atildada Europa muchos desviaron la mirada, evitaron la confrontación con el gobierno español y se atrincheraron en que el asunto de Cataluña es interno.

Contrasta esa observación “indulgente” con los críticos pronunciamientos de instancias europeas a propósito de lo ocurrido meses atrás en Venezuela, cuando fuerzas del orden frenaron los intentos de extremistas de incendiar al país, matar chavistas y propiciar la intervención extranjera.

El ejecutivo español y sus amigos europeos deberían asumir lo que muchos califican de injusticia cometida por los agentes policiales en Cataluña. FIN



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