África hace frente al calentamiento global

Editado por Jessica Arroyo Malvarez
2017-10-21 09:29:58

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Por María Josefina Arce

El Kilimanjaro, esa montaña africana formada por tres volcanes que inmortalizara el escritor norteamericano Ernest Hemingwey, hoy ha visto reducirse en un 82% la extensión de sus nieves. Y es que África es probablemente el continente más vulnerable al cambio climático, de acuerdo con los expertos.

A pesar de ser solo la causante del tres por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero, esta región del planeta siente ya con fuerza las afectaciones de este fenómeno.

Desde principios de 2016 sufre la mayor sequía jamás registrada, una situación que viene repitiéndose en los últimos años y que pone en riesgo los medios de subsistencia para una gran mayoría de la población, como pueden ser la agricultura, la ganadería o la pesca.

De hecho, la FAO, Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, ha declarado que millones de ciudadanos en el Cuerno de África se enfrentaran a la escasez de alimentos.

La ONU por su parte, se ha atrevido a vaticinar que el rendimiento agrícola en algunos de los países africanos puede reducirse hasta la mitad en 2020.

Un informe de la oficina regional para el cambio climático en África señala que : “En la actualidad, unos 240 millones de africanos ya sufren de hambre. Para el año 2050, será suficiente el aumento de 1,2 hasta 1,9°C de la temperatura para aumentar entre el 25 y el 95% el número de los africanos desnutridos.

De ahí que varias naciones del área se hayan unido en un esfuerzo común para plantar millones de árboles alrededor del desierto de Sahara y poder frenar el impacto del cambio climático.

Iniciado hace una década por 14 países del llamado continente negro, el proyecto ya empieza a ver los resultados sobre todo, en estados muy implicados ecológicamente como Senegal.

Para llevar adelante esta iniciativa se ha escogido las acacias porque esta especie resiste mucho a la sequía y su sombra ahorra el uso de agua en las explotaciones agrícolas.

Con una inversión de casi siete mil millones de euros, su misión es doble: por un lado, mitigar los efectos del cambio climático, pero, por otro, evitar también la desertización de unas tierras de las que depende la supervivencia de millones de agricultores locales.

Ocho MIL kilómetros de largo y 15 de ancho tendrá esta gran muralla verde que distinguirá a África en los próximos años.

De acuerdo con los expertos, la creación de este enorme “corredor verde” permitirá además, la recarga de los pozos y, con ello, evitar que el progresivo recalentamiento de la Tierra aumente el número de zonas estériles y obligue a millones de personas a abandonar estas regiones debido a la falta de alimentos.

África no puede esperar. De hecho 36 de los 50 países más afectados por el calentamiento global son africanos, por lo que está en juego la supervivencia de millones de personas.



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