Bajo el mandato de Temer el hambre amenaza a Brasil

Editado por Jessica Arroyo Malvarez
2017-11-08 08:54:02

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Por María Josefina Arce.

Durante el gobierno del ex presidente Luis Inacio Lula Da Silva unos 28 millones de brasileños salieron de la pobreza y el hambre, gracias a los programas sociales puestos en práctica y consolidados por la depuesta primera mandataria Dilma Rousseff. Iniciativas como Hambre Cero hicieron de Brasil un país diferente. Con este proyecto Lula Da Silva introdujo un nuevo modelo de desarrollo que dio prioridad a un crecimiento económico acompañado de una redistribución de la renta, con el fin de ampliar el mercado interno del país a los más pobres.

Como parte del mismo se elevó el valor real del salario mínimo, se implementó una amplia red de protección social, se fomentó la agricultura familiar, se generaron nuevos empleos y se transfirieron ayudas directas a los más pobres.

Combatir el hambre fue una prioridad del gobierno de Lula da Silva, al punto de crear un ministerio dedicado exclusivamente para esta tarea. En seis años la desnutrición de Brasil se redujo un 73 por ciento y la mortalidad infantil en un 45 por ciento.

Los notables resultados de su política hicieron que recibiera en 2010 la Medalla del Día de la Alimentación de la FAO, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación Agricultura y la Alimentación.

Pero ahora el hambre vuelve a ser una amenaza para muchos brasileños. José Graciano Da Silva, director general de la FAO, afirmó que Brasil puede volver a estar en el Mapa del Hambre elaborado por la entidad que dirige.

"Si Brasil no logra retomar el crecimiento económico, generar empleos y tener un programa de seguridad alimentaria específico para sectores más vulnerables, puede, lamentablemente, volver a al Mapa del Hambre de la FAO", afirmó.

El Mapa del Hambre es un estudio elaborado desde 1990 por la FAO, que reúne y analiza datos sobre la situación de seguridad alimentaria a nivel mundial, y hace diagnósticos por regiones y países.

Brasil salió por primera vez del Mapa del Hambre en 2014. Ese año, según los datos de la agencia de la ONU en el país sudamericano hubo menos del cinco por ciento de la población subalimentada.

El hecho es que a poco más de un año de haber llegado al poder producto de un golpe parlamentario contra la presidenta constitucional Dilma Rousseff, elegida por más de 54 millones de brasileños, el presidente de facto Michel Temer no ha adoptado ninguna medida a favor de la población.

Hasta ahora el ejecutivo de Temer no generó crecimiento económico, empleos, ni ingresos, no combatió el hambre ni la miseria. Solo propuso desmontar el sistema de pensiones, la legislación laboral, los derechos de los trabajadores y vender el patrimonio público.

Las estadísticas señalan que en la actualidad 13 millones de brasileños carecen de empleo, lo que dificulta a las familias cubrir sus necesidades básicas alimentarias, al tiempo que el gobierno ha desmontado o detenido iniciativas claves como el Programa Nacional de Alimentación Escolar y el Programa Nacional para la adquisición de alimentos.

Ya el pasado año el Movimiento de los Pequeños Agricultores había alertado que las políticas adoptadas por el gobierno no elegido de Michel Temer, iban a llevar el país a un escenario de escasez de alimentos y se harían presentes otra vez en la sociedad brasileña la desnutrición y la subalimentación.



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