Puerto Rico desmoronado ante lentitud de recuperación

Editado por Maite González Martínez
2017-11-17 07:48:28

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Foto/ Internet.

Por: Roberto Morejón

Puerto Rico es un país desecho tanto por las secuelas materiales del potente huracán María como por las derivaciones existenciales de una población de tres millones y medio de habitantes, desencantados por la lenta y exigua ayuda federal, a pesar del cacareado Estado Libre Asociado.

Con apenas la mitad de los usuarios con servicio eléctrico, dificultades para acceder al agua y a un medianamente aceptable uso de la telefonía móvil, las carreteras con cráteres y las colinas de escombros, Puerto Rico parece que sufrió el huracán una semana atrás.

Ni siquiera hay certeza sobre el número de fallecidos y algunos sugieren un supuesto maquillaje de la realidad. Se habló de 55 muertos, pero son los constatados con una autopsia y por ende quedan en la nebulosa los NO documentados.

Con muchos casos de leptospirosis, la precariedad de los servicios de salud y una inoperante gestión del gobernador mientras recaba más ayuda de la otorgada por Washington, los puertorriqueños optan por emigrar a la Unión, como hacen 5 mil de ellos cada semana.

Si bien la crisis económica y social era patente antes del paso del fenómeno meteorológico por la virtual bancarrota, la colonia caribeña parece ahora un tren descarrilado.

A casi dos meses del paso del huracán María, los puertorriqueños se sienten abandonados incluso por la metrópoli, de la cual siempre esperaron socorro antes emergencias, como el otorgado a cualquier estado de la Unión.

Ni siquiera los líderes del territorio continental admiten la magnitud de la catástrofe en Puerto Rico y el propio presidente Donald Trump se negó

a aceptar esa realidad, pues en su criterio está lejos de compararse con la ocasionada por el huracán Katrina.

Washington otorgó un préstamo en lugar de un donativo como correspondía según su opulencia, como si el Estado Libre Asociado No tuviera una deuda pública de más de 72 mil millones de dólares.

De esa fragilidad de recursos conocen bien los puertorriqueños sumidos en la pobreza, sin poder sufragar generadores eléctricos de diésel, solo en poder de los acaudalados.

Hoy es más elevado el número de ciudadanos de la llamada Isla del Encanto desilusionados porque creían que eran parte de Estados Unidos y constatan un tratamiento de menor rango, en medio de una catástrofe humanitaria.

Surgen así atisbos de una crisis incipiente de salud mental, según expertos de salud, además del estrés post traumático propio de las cataclismos naturales.

El Estado Libre Asociado se auto presentaba como una vitrina de oportunidades en el Caribe y el empaque ficticio se lo llevó abruptamente el huracán María.



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