Trump, ¿pirómano en Oriente Medio?

Editado por Maite González Martínez
2017-12-07 09:42:29

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Foto/cityam.com

Por: Guillermo Alvarado

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, desató a todos los demonios en el Oriente Medio con la absurda decisión de reconocer a Jerusalén como capital del Estado de Israel, a contracorriente con la opinión de la comunidad internacional y de los acuerdos de paz entre el gobierno sionista y las autoridades palestinas.

La medida del jefe de la Casa Blanca implica el traslado de la embajada estadounidense de Tel Aviv a la llamada Ciudad Santa, un proceso que podría demorar años según reconocieron fuentes del departamento de Estado.

Se trata de un tema que venía rodando desde hace algunas semanas y contra el cual algunos gobernantes, organizaciones y personalidades habían advertido por las graves consecuencias que podría tener en una zona del planeta muy inflamable donde el fantasma de la guerra está siempre presente.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, había llamado a todos a ser muy prudentes en sus actos, y su enviado especial a esa región, Nickolay Mladenov, dijo que el futuro de Jerusalén sólo puede ser negociado con Israel y Palestina lado a lado.

La República Popular China expresó por medio de un comunicado su inquietud por un incremento de las tensiones, en tanto el jefe de la diplomacia del Reino Unido, Boris Johnson, dijo que Lóndres no seguirá a Washington sobre ese terreno.

Palestina reclama a Jerusalén este como la capital de su futuro estado y cualquier medida que tienda a rechazar esa posibilidad daría al traste definitivamente con todas las negociaciones para lograr la paz, algo que Trump no logra comprender.

Durante su campaña electoral el presidente de Estados Unidos prometió reconocer a Jerusalén como capital israelí y no fueron pocos los aportes financieros que recibió a cambio de esta oferta. El multimillonario sionista Sheldon Adelson y su esposa, dueños de casinos en Las Vegas, dieron 80 millones de dólares a los republicanos durante la contienda y otros 35 millones específicamente para contribuir a la elección de Trump, así como otros cinco millones para organizar su toma de posesión.

Algunas fuentes indican que Sheldon está presionando al mandatario para que acelere el traslado de la embajada a Jerusalén.

Llama la atención que el anuncio ocurre cuando más empantanado está Trump en las investigaciones acerca de irregularidades en los comicios que lo llevaron a la Casa Blanca, por lo que no se puede descartar que se trate de una cortina de humo para desviar la atención pública dentro y fuera de su país.

No obstante, algunas reacciones fueron tajantes, como la del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, quien advirtió sobre una eventual ruptura de relaciones con Israel si Estados Unidos sigue adelante con este plan.

Las autoridades palestinas calificaron de intolerable la decisión de Donald Trump y otras voces alertan que provocará la cólera de los musulmanes debido a que en Jerusalén hay numerosos sitios que ellos consideran sagrados.

El único que se restriega las manos es el primer ministro sionista, Benjamín Netanyahu, a quien una guerra no le vendría mal para tapar los escándalos de corrupción en que está sumergido, sin olvidar, por supuesto, a fabricantes y vendedores de armas para quienes la muerte es un jugoso negocio. 



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