Por: Guillermo Alvarado

En un dramático llamado a la conciencia de la comunidad internacional, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, informó que el primer mes de este año fue particularmente sangriento para los niños víctimas de los conflictos armados en la convulsa región del Oriente Medio y el norte de África.

La entidad señaló que 83 infantes perdieron la vida como consecuencia del recrudecimiento de la violencia en Siria, Iraq, Yemen y los territorios palestinos ocupados por Israel.

Geert Cappelaere, director regional de UNICEF, dijo que se trata de menores que pagaron el precio más alto por conflictos de los que no son en absoluto responsables.

En un comunicado el funcionario precisa que 59 perecieron en enero en Siria, otros 16 en Yemen, en tanto que en Libia, donde reina el caos desde la intervención de potencias occidentales que mandaron al país más estable del continente africano casi a la edad media, seis niños murieron, tres de ellos en un atentado suicida y los demás mientras jugaban cerca de artefactos explosivos.

Los otros decesos ocurrieron en Irak y Cisjordania, en tanto que uno de los casos más dramáticos tuvo lugar en Líbano, donde cuatro infantes que acompañaban a un grupo de refugiados fallecieron de frío durante una tormenta.

Se trata, en todos los casos, de pérdidas lamentables causadas por lo regular por las apetencias de países occidentales y regímenes regionales, que no paran mientes en sacrificar vidas inocentes para conseguir sus propósitos.

El comunicado de la oficina de UNICEF asegura que no son centenares, ni miles, sino millones de niños en el Oriente Medio y el norte de África a quienes se les robó su infancia, se les mutiló, traumatizó, capturó y se les privó de sus derechos elementales a la salud, vivienda y educación e incluso hasta el de jugar.

Justamente la víspera la ONU lamentó la deleznable decisión de Israel de destruir una escuela palestina en los territorios ocupados, bajo el pretexto de que no cumplía con las regulaciones arbitrarias y caprichosas que impone Tel Aviv en esas zonas.

Y es que más allá de las numerosas muertes infantiles como consecuencia de los conflictos armados, hay millones que sobreviven en medio de grandes limitaciones debido a la destrucción de la infraestructura, la inseguridad o el desplazamiento a que se ven obligados junto a su familia para escapar a innumerables peligros.

UNICEF señala que el común denominador de los niños y jóvenes en Gaza, Iraq, Siria o el Líbano, es el miedo que altera sus vidas y les impide siquiera imaginar un futuro donde no exista la guerra.

Sólo en Iraq los desplazados por la guerra impuesta por Estados Unidos desde 2003 suman ya cuatro millones y de ellos la mitad son menores, muchos de los cuales perdieron a sus padres y hermanos y carecen de un adulto que cuide de ellos.

Aunque se hacen esfuerzos, es obvio que los programas de apoyo psicosocial resultan insuficientes para atender a tantos pequeños, cuyas vidas quedarán marcadas para siempre por un drama que se extiende cada día ante el silencio de los grandes medios y la indiferencia de la comunidad mundial, ciega y sorda ante tanto dolor y miseria.