Por María Josefina Arce.

La Octava Cumbre de las Américas en Lima, Perú, será al primer encuentro de este tipo al que concurra el gobierno del presidente norteamericano, Donald Trump. El derrotero seguido por el inquilino de la Casa Blanca en política exterior y sobre todo, respecto a América Latina hace prever que la cita, aún con su ausencia, será bastante agitada y tensa.

Washington, como ha manifestado Trump, quiere abordar de lleno el tema Venezuela, excluida injustamente del evento por cuestiones políticas. No es un secreto que el presidente estadounidense tiene en la mira al país sudamericano, contra el cual ha dictado una serie de sanciones.

Recordemos que en su gira a inicios de este año por el área el entonces secretario de Estado, Rex Tillerson, dejó clara la postura de esa administración. Aunque Caracas no estaba en el itinerario el funcionario estadounidense no dejó de buscar apoyo para promover la desestabilización en territorio venezolano y lograr el derrocamiento del presidente Nicolás Maduro, elegido democráticamente en las urnas por el pueblo.

Estados Unidos también ha apoyado el retiro por Perú de la invitación a la Cumbre para Maduro, una decisión sumamente criticada por otras naciones del área y por la sociedad civil peruana que invitó al presidente constitucional de Venezuela a asistir a la Cumbre de los Pueblos, que desde este martes inició sus actividades en Lima.

Estados Unidos ha apoyado a la oposición venezolana en sus acciones violentas e intentó también desde la OEA, Organización de Estados Americanos, abrir la puerta a una intervención extranjera en Venezuela.

El reciente nombramiento de John Bolton como asesor de seguridad nacional deja igualmente bien claras cuáles son las intenciones de Trump hacia América Latina y en especial contra gobiernos y pueblos que, como Venezuela y Cuba, no se doblegan ante presiones.

Bolton es bien conocido, incluso su designación fue calificada por muchos como un error de Trump, uno más en la larga lista que ya exhibe en solo un año de mandato. El nuevo asesor de seguridad es un hombre que ha apoyado las invasiones de Washington a otras naciones, bajo falsas alegaciones como la supuesta existencia de armas de destrucción masiva en Irak.

Para los analistas tiene puntos en común con el inquilino de la Casa Blanca como su discurso agresivo y su idea de América para los americanos, esencia de la controvertida Doctrina Monroe, la cual desde que se puso en marcha en 1823 ha marcado las relaciones de Estados Unidos con la zona.

El nuevo asesor de seguridad es partidario, apuntan muchos, de atacar primero y preguntar después, una postura peligrosa que olvida la existencia de normas y leyes internacionales.

Bolton ha dicho abiertamente que Caracas es una amenaza para Estados Unidos, y ha llamado incluso a la administración norteamericana a no ser tímida con el gobierno del presidente Nicolás Maduro.

Con este panorama nada razonable puede esperarse en la Cumbre de las Américas de la administración Trump, que se ha rodeado y es aconsejada por personajes bastantes controvertidos y de mano dura como John Bolton y el senador de origen cubano Marco Rubio, un acérrimo enemigo de Venezuela y de Cuba, el país donde nació.

Tensa por tanto, prevén muchos será la Octava Cumbre de las Américas que aún antes de iniciarse ha sido cuestionada por la exclusión de un país por razones políticas, pero en la que también estarán presentes otras naciones que nunca han tenido miedo a decir las verdades y juntar filas con los pueblos.