Por: Guillermo Alvarado

Ante el anuncio inminente del imprevisible presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre si se mantiene o abandona el acuerdo nuclear firmado con Irán en julio de 2015 la tensión ha aumentado en esa volátil región y genera efectos ostensibles, incluidos altibajos en el precio del petróleo en varios mercados internacionales.

Por este pacto rubricado por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, más Alemania, Irán se comprometió a mantener el enriquecimiento de uranio por debajo de 3,67 por ciento, eliminar o trasladar a otros países buena parte de sus reservas, cerrar numerosas instalaciones de investigación y apagar casi tres cuartas partes de sus centrífugas durante un plazo de 15 años.

A cambio de esto, las potencias occidentales levantaron las sanciones con efecto extraterritorial contra la nación persa, que tenían un grave peso sobre su economía y prácticamente le impedían exportar crudo, del cual es un gran productor.

En su momento el acuerdo fue visto como la mejor salida a una crisis desatada cuando se acusó a Irán de prepararse para producir bombas atómicas, versión que ese país siempre desmintió y que jamás fue comprobada.

Sin embargo, desde que Trump ingresó a la Casa Blanca se pronunció contra ese acuerdo y trató de imponer nuevas condiciones, entre ellas varias que afectan el programa de desarrollo balístico para la defensa iraní, que nada tiene que ver con la existencia o no de programa nuclear alguno.

Además el presidente estadounidense exige que no se hable de plazos, sino que los compromisos aceptados por Teherán sean por tiempo indefinido y también que abra a la inspección sus instalaciones de manera inmediata cada vez que así se le exija, y no en los 24 días establecidos en el acuerdo.

Las pretensiones de Trump ya fueron calificadas como inaceptables por el gobierno de Irán, que se declaró dispuesto a resistir cualquier tipo de presión o acoso. Alí Shamjaní, secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional dijo que su país se niega a renegociar el pacto y agregó que si Estados Unidos se retira, perderá toda credibilidad ante la comunidad internacional.

Si el actual presidente de Estados Unidos se niega a aceptar los compromisos firmados por su antecesor, entonces nadie podrá confiar jamás en Washington, dijo Shamjani y señaló que occidente tiene estimaciones sobre la capacidad militar, política, de seguridad y la preparación de su país en todos los aspectos, como para no querer ir a una guerra contra él.

En efecto, numerosos gobernantes y altos funcionarios europeos, como la canciller federal alemana, Ángela Merkel; la primera ministra británica, Theresa May; y el presidente de Francia, Enmanuel Macrón, dijeron estar dispuestos a participar en un debate más amplio para buscar una salida pacífica al problema.

En todo caso, como bien advirtió El canciller iraní, Mohamad Yavad Zarif, si alguien debe responder por la situación en la zona del Golfo y el Oriente Medio es el gobierno de Estados Unidos, porque desde las invasiones contra Afganistán e Iraq sólo ha propagado el extremismo en esa región del mundo.