Embajada Sangrienta

Editado por Maite González Martínez
2018-05-15 09:27:02

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Apertura de la embajada estadounidense en Jerusalem. Foto/ Alto Nivel.

Por: Guillermo Alvarado

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cumplió su promesa de campaña de reconocer a Jerusalén como capital de Israel y trasladar a esa ciudad la embajada de su país, con lo cual atizó un conflicto de siete décadas de duración y, de paso, mandó a paseo unas 14 resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas que tenían el propósito de hallar una salida pacífica a este enfrentamiento.

Las imágenes hablan por si solas y pueden hallarse en las primeras páginas de muchos periódicos en el mundo, donde muestran a la hija del jefe de la Casa Blanca, Ivanka Trump, elegantemente vestida de claro, mientras a unos 80 kilómetros de distancia, en un cielo ensombrecido por gases y humo, el ejército sionista disparaba a mansalva contra miles de palestinos congregados en la frontera de Gaza para protestar por esa ceremonia.

Por lo menos 60 personas muertas, incluido un bebé fallecido por inhalación de gas lacrimógeno, y más de dos mil 700 heridas es el saldo provisional de esta masacre, la más grave perpetrada tras la infame operación “Margen Protector” entre el 8 de julio y el 26 de agosto de 2014, cuando perdieron la vida dos mil 300 palestinos, 18 mil viviendas fueron destruidas y 108 mil familias quedaron sin hogar.

El primer ministro sionista, Benjamín Netanyahu, afirmó la víspera que sus soldados, que respondieron a las piedras con bombas y disparos, “sólo” protegían las fronteras y el presidente Trump dijo que con el traslado de su embajada buscaba la paz en el Oriente Medio, lo cual demuestra que ambos viven en otro mundo.

El mensaje para toda la comunidad internacional es claro: ni Estados Unidos, ni Israel, están dispuestos a aceptar la única solución posible en esta convulsa región, que es la creación de dos Estados soberanos, capaces de convivir en paz con las fronteras de antes de 1967 y con Jerusalén Oriental como capital de Palestina.

Tras la matanza cometida este lunes numerosos países y organismos manifestaron su preocupación e hicieron llamados a parar la violencia, pero esto en realidad no basta, porque ni a Tel Aviv ni a Washington parece molestarles el reclamo mundial.

La Organización de Cooperación Islámica condenó el traslado de la embajada de Estados Unidos -y de dos lacayos suyos latinoamericanos, Paraguay y Guatemala- a Jerusalén, porque es ilegal y viola los derechos históricos, naturales y nacionales del pueblo palestino.

Esto es algo en lo que muchos estan de acuerdo, incluidos aliados cercanos de Estados Unidos, pero en mi opinión ya es tiempo de pasar de las declaraciones a los hechos y ¿por qué no?, comenzar a aplicar sanciones, de esas que tanto gusta el presidente Trump, contra los culpables de estas tropelías.

Habrá que ver si países que corren apenas Washington lo ordena a sancionar a gobiernos que luchan por el bienestar de sus pueblos, ahora están dispuestos a medir con la misma vara a Israel y Estados Unidos.

Pero si ellos carecen del valor para hacerlo, los pueblos si tienen en sus manos instrumentos de presión y uno de ellos es el boicot a los productos y servicios israelíes en el mercado mundial, un tema, amigos, que ampliaré en próximo comentario. FIN



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