Por: Guillermo Alvarado

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, consiguió una enorme victoria este domingo cuando fue reelecto para el cargo durante los próximos seis años con el 68 por ciento de los sufragios válidos, frente a los 21 puntos porcentuales logrados por su principal rival, Henry Falcón, quien participó al frente de una oposición fraccionada y llena de conflictos.

Lo primero que señalaron los más de cien acompañantes internacionales que verificaron el proceso fue la tranquilidad con que transcurrió la jornada, donde no se registraron actos de violencia.

De hecho, uno de los escasos inconvenientes ocurrió en un barrio de clase alta de Caracas, donde grupos furibundos impidieron la entrada del expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero, quien pretendía visitar un centro de votación.

El resto del país permaneció en un ambiente de paz y el procedimiento para depositar el sufragio fue, como estaba previsto, expedito y muy rápido, con un promedio de un minuto por ciudadano.

Recordemos que numerosos organismos internacionales han calificado al sistema electoral venezolano como uno de los más modernos, efectivos y confiables del mundo en la actualidad.

No podemos olvidar, además, que los comicios se celebraron en condiciones de una fuerte injerencia extranjera, encabezada por Estados Unidos y varios gobiernos sumisos de la región y de Europa.

A ello se suman los llamados del sector más reaccionario de la derecha al abstencionismo que, vistos los resultados, a quien más afectó fue precisamente a Falcón, el candidato de la oposición.

De acuerdo con los resultados aportados por las autoridades electorales, la asistencia a las urnas rondó el 46 por ciento, cifra que si bien está lejos de las proyecciones iniciales, es suficiente para validar las elecciones.

Como era de esperarse, varios países de la región, presionados por Washington, desconocieron los resultados, lo que es una lástima porque algunos de ellos podrían aprender de Venezuela cómo se organizan unas votaciones limpias, tranquilas y en paz, donde tanto los que aspiran a un cargo público, como los electores puedan participar sin miedo a sufrir ataques o, incluso, perder la vida en el intento.

En medio del festejo por esta nueva victoria de la Revolución Bolivariana, que ha ganado en poco menos de dos décadas 22 de las 24 elecciones celebradas, no hay que perder de vista que luego de la reelección de Maduro se pueden acelerar planes aún más agresivos contra ese hermano pueblo, contra el cual no se puede descartar una acción militar.

Hay una denuncia muy seria de que el Comando Sur de las fuerzas armadas de Estados Unidos ha preparado un proyecto que involucraría a algunos países vecinos de Venezuela, con activa participación de las bases militares que el Pentágono tiene diseminadas por nuestra región. Es momento, pues, de estar en máxima atención y recordar que guerra avisada, no mata soldado.