Por María Josefina Arce

A un ritmo demasiado lento para un país sacudido por la violencia desde abril último se mueve el diálogo entre el gobierno del presidente Daniel Ortega y la oposición nicaragüense, por el empeño de esta última en recurrir a las acciones violentas, lo que impide lograr un acuerdo encaminado a devolver la tranquilidad y estabilidad al país.

Las autoridades han reiterado que su mayor preocupación es que otra vez reine la paz en Nicaragua para continuar trabajando por el bien de todos los ciudadanos, en especial de los más humildes, beneficiados por programas sociales puestos en marcha por el Frente Sandinista de Liberación Nacional en la última década.

Sin embargo, sectores opositores que participan en las conversaciones rechazaron en las últimas horas una iniciativa que llamaba a poner fin a la violencia venga de donde venga, permitir la libre circulación del pueblo y el derecho al trabajo.

En contra de la propuesta votaron los representantes del Consejo Superior de la Empresa Privada, la Unión de Productores Agropecuarios, la Cámara de Comercio Americana de Nicaragua, una parte del sector campesino y el denominado Movimiento 19 de Abril.

Así sin escuchar razones o tener en cuenta el sentir de gran parte de la ciudadanía,que ha expresado en múltiples manifestaciones su anhelo de paz, plantearon que seguirán los bloqueos de vías y carreteras, principalmente en las zonas rurales, lo que impide el retorno a la normalidad de la nación, escenario desde abril último de manifestaciones, saqueos y ataques contra instituciones gubernamentales.

El canciller Denis Moncada, representante del Estado en la mesa, señaló que tenemos que estabilizarnos en primer lugar y para ello priorizar el cese de la violencia, los bloqueos, las afectaciones a la economía, las dificultades de libre tránsito, del comercio que afectan a todos los nicaragüenses, afirmó.

Que en las largas horas de debates, el sector opositor solo se centrara en pedir la renuncia del gobierno y avalar los tranques que impiden el derecho a la libre circulación solo corrobora lo que está muy claro para muchos, la oposición sigue un guión predeterminado que solo busca derrocar a un gobierno legítimo, constitucional, elegido por amplia mayoría en las urnas.

Un guión que emplean contra cualquier gobierno progresista que trabaja a favor del pueblo. Ahí tenemos también el ejemplo de Venezuela, donde la oligarquía también ha recurrido a las acciones violentas.

A pesar de la poca voluntad evidenciada por los sectores de derecha en el diálogo, en lo que es considerado por observadores como un gesto de buena voluntad, el gobierno aceptó que la mesa hiciera suya las recomendaciones de una misión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que realizó una visita a la nación centroamericana.

Uno de los pocos acuerdos de la Mesa de diálogo es la aceptación por ambas partes de crear una Comisión que de seguimiento a las 15 recomendaciones emitidas por el organismo regional, que incluye definir un calendario para nuevas visitas a territorio nicaragüense.

Una reforma a la seguridad social fue el pretexto utilizado para sumir a Nicaragua en la violencia e intentar desestabilizar al gobierno sandinista, poniendo en riesgo los logros económicos y sociales de los últimos años.

Nicaragua es uno de los países de la región que ha mantenido un sostenido crecimiento económico que se ha revertido en amplias opciones para todo el pueblo, que hoy tiene garantizado elementales derechos como la salud y la educación, los cuales están amenazados por la actitud irresponsable y violenta de una derecha que solo quiere el poder.