Por: Roberto Hernández Solano
Kinshasa, 28 may (RHC) Como en una noria, la República Democrática del Congo (RDC) se enfrenta cíclicamente al ébola en una pelea que parece interminable y que hasta hoy cobró 12 vidas en esta novena vuelta.
Por ahora recluido en la atrasada provincia noroccidental de Ecuador, los congoleños viven la epidemia unos con pánico y otros con despreocupación.
Como país africano, los asuntos del hogar en la RDC los llevan las mujeres, y 24 por ciento de ellas no tiene ninguna instrucción. Al nivel nacional 19 de cada 100 nunca pisaron una escuela.
La instrucción influye en el comportamiento en materia de salud. Cierto, resulta una verdad de Perogrullo.
Pero cuando la familia acude a un hospital a “rescatar” dos pacientes en cuarentena sospechosos de ébola, se ve que todos no lo tienen tan claro. Al final el dúo “rescatado” murió a causa del mal.
Cuando un funcionario gubernamental aseguró que las personas deberían protegerse solo con un retorno a la oración, suena alarmante.
Hasta ahora la ciudad de Mbandaka (1,2 millones de habitantes) es el único núcleo urbano entre las cuatro localidades afectadas (las otras son Bikoro, Iboko y Ntondo). Desde 1976 el país fue afectado nueve veces por esa dolencia.
Lo mismo en un mercado o en la terminal de autobuses se hallan personas convencidas de que la causa es un hechizo y si no se es el objeto de tal, no hay motivo de susto.
Mala suerte, brujería y otras teorías por el estilo dejan ver un doloroso problema de fondo en materia de instrucción.
Fallas en la divulgación unidas a las deudas en educación hacen el binomio perfecto para una inadecuada comprensión del fenómeno.
Es válido reconocer la rapidez en la respuesta sanitaria e intersectorial. Se activaron controles de entrada y salida, mapeo de los contactos de los infectados, atención gratuita y número telefónico libre para información.
Eso permitió que apenas se reporten 56 casos de fiebre hemorrágica y de ellos, 35 estén confirmados.
Para el gobierno de la RDC, sus nueve vecinos fronterizos y la Organización Mundial de la Salud (OMS) la gran inquietud es la propagación hacia otros puntos, teniendo en cuenta que puede exhibir una letalidad de hasta 90 por ciento.
La pandemia de 2013 a 2016 dejó 11 mil 300 fallecimientos en Guinea, Sierra Leona y Liberia. En la RDC la más violenta fue en 1995 con más de 160 decesos.
En opinión de la OMS, las próximas cuatro semanas serán decisivas para conocer si la transmisión de la dolencia se puede detener, mientras apuestan a que la vacuna rVSV-ZEBOV detenga la noria del ébola. (Fuente:PL)
