¿Se desvanece la paz en Colombia?

Editado por Maite González Martínez
2018-07-09 09:21:53

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Por: Guillermo Alvarado

La firma de los acuerdos entre el gobierno de Juan Manuel Santos y el principal grupo insurgente, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, parece incapaz de contener la ola de violencia que se ha cobrado la vida de decenas de líderes sociales y comunitarios en lo que va del año y amenaza con hacer naufragar las ilusiones de alcanzar la paz en esa nación sudamericana.

Se trata de una tendencia que venía con marcado ritmo ascendente en los últimos años. En 2015 los asesinatos de ambientalistas y defensores de los derechos de pueblos indígenas y campesinos fueron 63, pero al año siguiente la cifra creció en 37 por ciento, hasta alcanzar los 80, aunque se pensaba que tras el pacto de paz entre los dos más antiguos contendientes del país, esos crímenes podrían disminuir.

Nada más lejos de la realidad, pues el ensañamiento contra los activistas, hombres y mujeres, crece sin cesar ante la indiferencia de las autoridades que hasta ahora se han mostrado poco dispuestas a investigar a fondo y se limitan a responsabilizar a grupos armados irregulares, sin identificar a los autores materiales o intelectuales.

En lugares domo el Magdalena Medio, Chocó, Catatumbo, el norte antioqueño y Tumaco son los peores escenarios de esta eliminación sistemática de líderes comunitarios y donde se puede observar con mayor crudeza la enorme distancia que existe entre los acuerdos firmados con las FARC y la realidad que viven las comunidades campesinas e indígenas.

Uno de los puntos centrales del conflicto es la sustitución de cultivos ilícitos, el punto 4 de los Acuerdos de Paz, pues mientras muchos labriegos pobres intentan acogerse a los beneficios que esta práctica les podría aportar, bandas criminales los presionan para quedarse con las tierras y obligarlos a desplazarse hacia otros sitios.

Incluso ocurrió el caso, a finales del año pasado, que el mismo ejército y la policía reprimieron con dureza marchas de campesinos que exigían que se cumpliera lo acordado durante las negociaciones en La Habana.

La organización no gubernamental Somos Defensores aseguró que muchas de las muertes ocurren en lugares que, desde la dejación de las armas y la concentración en campamentos de los efectivos de las FARC, quedaron bajo jurisdicción militar y policial, lo cual no impide las amenazas y ejecuciones de los activistas.

Este fin de semana se realizaron masivas concentraciones en diversos lugares del país para exigir que se ponga fin a la impunidad que rodea los crímenes y se proteja la vida de quienes luchan por una vida mejor para sus comunidades.

La investigadora Lucía Sotomayor denunció en la Plaza de Bolívar, en Bogotá que “están asesinando a los líderes y el Estado colombiano no hace absolutamente nada” y aseguró que en ese país no se puede hablar y al que habla, lo callan.

Medellín, Cali, Pereira y Cartagena de Indias también fueron sede de las marchas, así como las ciudades europeas de Berlín, París y Madrid, donde exigieron al gobierno de Colombia salvar el proceso de paz y dar garantías a sus ciudadanos.



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