Una Europa desconfiada recibe a Trump

Editado por Maite González Martínez
2018-07-10 10:06:53

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Imagen ilustrativa. (Foto/archivo/internet)

por: Guillermo Alvarado

Sin olvidar los agravios recibidos en la última reunión del Grupo de los 7, una Unión Europea plagada de desconfianzas recibirá a partir de este martes la visita del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien durante una semana sostendrá reuniones que podrían redibujar las relaciones entre ambos lados del Atlántico.

El imprevisible jefe de la Casa Blanca llega esta noche a Bruselas, capital de Bélgica y sede de las principales instituciones europeas, donde participará el 11 y 12 en la Cumbre Anual de la belicista Organización del Tratado del Atlántico Norte, la OTAN.

Se esperan jornadas tormentosas tras las recientes críticas de Trump a sus aliados por lo que él considera una injusta distribución de los gastos en ese bloque militar. Los ataques de Washington han estado dirigidos sobre todo a la canciller federal alemana, Ángela Merkel, si bien ha disparado regaños a casi todos los líderes europeos.

Al flamante presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, no vaciló en recordarle que su predecesor, Mariano Rajoy, se había comprometido a incrementar su presupuesto militar y sus aportes a la OTAN.

Según las cuentas de Trump, su administración paga el 90 por ciento de las facturas, un dato quizás exagerado pero que, en todo caso, le permite actuar como el patrón en esa organización y dictar órdenes a su antojo.

La exigencia es que los demás miembros destinen el dos por ciento de su Producto Interno Bruto al mantenimiento de esa maquinaria militar y ese tema podría sacar chispas en la reunión.

Los europeos no las tienen todas consigo en cuanto a la confiabilidad de Trump como socio, que ya abandonó el Acuerdo sobre Cambio Climático de París, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, la UNESCO, trasladó a contrapelo de la comunidad internacional su embajada de Tel Aviv a Jerusalén mandando a paseo tratados mundiales, y se dispone a torpedear a la Organización Mundial del Comercio.

Al finalizar la cumbre bélica, el señor Trump realizará una demorada visita al Reino Unido, donde encontrará a una debilitada primera ministra, Theresa May, que justo la víspera perdió en su equipo a Boris Johnson, ahora exministro de Relaciones Exteriores, quien fue uno de sus más cercanos colaboradores.

Será un verdadero ejercicio de prestidigitación el que tendrá que hacer la jefa de gobierno británico para que su visitante no note en toda su magnitud las manifestaciones de protesta por la visita, que se extenderán incluso hasta los alrededores del campo de golf propiedad del magnate presidente en Escocia, donde se prevé que pasará al menos una noche.

No menor ojeriza despierta la última etapa de la gira de Trump, que se reunirá el 16 de julio con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en Helsinski, capital de Finlandia. Entre los dirigentes europeos crece la sensación de que Estados Unidos trata mejor al jefe de Estado ruso que a muchos de ellos.

No pocas veces Trump ha dejado entrever que más que sus socios, considera al bloque del viejo continente como rivales, lo que no es de extrañar en su concepción ultranacionalista y sus políticas de aislamiento que van dejando cada vez más atrás las viejas ideas de la aldea global, ahora surcada de muros y otros obstáculos.



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