Yemen: la guerra ignorada

Editado por Maite González Martínez
2018-07-24 08:24:28

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Por: Guillermo Alvarado

Si bien durante un tiempo la guerra impuesta a Yemen atrajo los reflectores y motivó titulares en la gran prensa occidental, nadie parece ya recordar ese conflicto que, sin embargo, mantiene al borde de la muerte por hambre y otras causas a millones de personas, entre ellas una enorme cantidad de niños.

De hecho, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, el portugués Antonio Guterres, aseguró que la crisis humanitaria en ese lugar es sin dudas la peor en todo el globo.

El conflicto estalló hace siete años como un enfrentamiento entre grupos rebeldes hutíes y el gobierno local presidido por Abd Rabbuh Mansur Hadi y se agravó cuando en marzo de 2015 una coalición encabezada por Arabia Saudita y otros países de la región intervinieron a favor del jefe de Estado, quien debió partir al exilio.

El territorio yemení fue objetivo de masivos bombardeos, apoyados por Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Bélgica y otras potencias, que prácticamente destruyeron la infraestructura y a pesar de eso los rebeldes no sólo resistieron sino que han conquistado terreno.

Uno de los puntos candentes en esta guerra es el puerto de Al Hudeida, el más importante de Yemen y el único por donde pueden entrar cargamentos de ayuda humanitaria vital para casi ocho millones y medio de habitantes, de un total de 28 millones que componen la población.

Hay por lo menos 12 millones más afectados por el conflicto, de los cuales un millón sufren por la mayor epidemia de cólera de todo el planeta de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud.

Como suele ocurrir, los niños llevan la peor parte debido a la destrucción de hospitales, centros de salud y escuelas, que casi han paralizado estos servicios.

Sólo en 2017 murieron como consecuencia de la guerra y sus secuelas unos 50 mil menores y una cuarta parte de los sobrevivientes padecen desnutrición aguda denunció el Fondo de la ONU para la infancia.

A pesar de que en los últimos meses ha desaparecido de la atención mediática, la guerra se mantiene con gran intensidad y consume recursos que utilizados de otra forma habrían financiado el desarrollo de uno de los países más pobres en esa zona.

Yemen no tiene grandes recursos naturales, casi todo su territorio es desértico y en muchos lugares prácticamente no llueve. Tampoco en su subsuelo hay notables reservas de hidrocarburos, que suelen ser causa de muchos conflictos.

Su gran riqueza, no obstante, es su extraordinaria ubicación geográfica, pues desde allí se controla la garganta que une al golfo de Adén con el mar Rojo, por donde transitan cada día cientos de miles de barriles de crudo árabe de altísima calidad con rumbo al canal de Suez, y de allí hacia Europa. Se trata de un punto estratégico capaz de despertar las más brutales apetencias de occidente, donde el petróleo suele ser más valorado que la sangre humana, de esa que todos los días se derrama en Yemen.



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