Por:Roberto Morejón

Los cubanos son respetuosos de las costumbres de ciudadanos de otros países residentes aquí, o de sus descendientes, como ocurre con la colonia de japoneses.

En La Habana y en la Isla de la Juventud, en el sur del archipiélago, se localizan las mayores concentraciones de japoneses, y en ese último territorio se puso de relieve el papel que ellos juegan en la vida local.

El embajador Masaru Watanabe entregó recientemente al líder de la colonia de japoneses en la Isla de la Juventud, Nobor Miyazawa, la Orden del Sol Naciente, Rayos de Oro y Plata, otorgada por el emperador del país del Lejano Oriente.

El galardón avaló la trayectoria de Miyazawa en la difusión de la cultura y costumbres del país de sus ancestros durante los últimos 19 años.

Calificado por el diplomático como “puente entre Cuba y Japón”, Nobor Miyazawa es uno de los activistas en el proceso de estrechamiento de relaciones entre ambos países y pueblos.

Precisamente, ambas naciones celebran en 2018 los 120 años del inicio de la inmigración japonesa a Cuba, suceso remontado a mil 898, aunque el grueso de los emigrantes llegó en las primeras décadas del siglo veinte.

Su impronta está ligada a la pericia agrícola porque los viajeros procedentes de aquella latitud sentaron pautas en la Isla de la Juventud en los cultivos de hortalizas y no por casualidad se les reconoce su huella en el llamado melón pinero.

La Isla de la Juventud, llamada Isla de Pinos hasta mil 978, se precia por contar con un asentamiento habitado por los oriundos de aquella nación, cuyo gobierno mantiene con el cubano relaciones respetuosas.

Los nexos recibieron un aliento notable desde que el entonces primer vicepresidente cubano Miguel Díaz Canel, hoy Jefe de Estado, visitara Tokío en 2016, y el primer ministro Shinzo Abe llegara a La Habana en el mismo año.

Entre otros gestos hacia Cuba, las autoridades japonesas aportarán el equivalente de cerca de 10 millones de dólares en el saneamiento de La Habana, ciudad que el año próximo cumplirá medio milenio de fundada.

Con anterioridad, Japón decidió enviar a la nación antillana 64 camiones colectores de desechos para operar en la villa donde nació José Martí, además de impulsar proyectos en la agricultura e infraestructura.

Ya funciona en esta capital una oficina permanente de la Agencia Internacional de Cooperación del Japón, con la misión de robustecer los vínculos económicos.

Mientras los cubanos aguardan por nuevos acuerdos con Japón en áreas estratégicas como energía y transporte, es válido resaltar la labor de sus descendientes en sitios como la Isla de la Juventud, donde pueden venerar sus raíces con total libertad.