Gobiernos de, por y para evasores

Editado por Maite González Martínez
2018-10-11 08:45:42

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Imagen/Justicia Tributaria.

Por: Guillermo Alvarado

En Estados Unidos gobierna un presidente, Donald Trump, el único en la historia de ese país que se ha negado sistemáticamente a publicar su declaración de impuestos, sin que hasta ahora eso le haya ocasionado problema alguno porque vive en una nación donde el sistema está diseñado para permitir que los más ricos le escamoteen al fisco buena parte de lo que les correspondería pagar.

Así se desprende de un artículo publicado en el diario The New York Times por el prestigioso economista estadounidense Paul Krugman, donde afirma que “No solo nos gobiernan evasores fiscales; tenemos un gobierno de evasores fiscales por y para evasores fiscales”.

El caso es, dice el académico, que resulta evidente que el escamoteo de sus obligaciones con el Estado, y con la población, por parte de los más ricos hace un daño mucho más profundo de lo que se creía y, sin embargo, no pasa nada.

Existen dos formas de llevar a cabo esta especie de atraco. Una de ellas es la “elusión fiscal”, una práctica inmoral, pero no ilegal, de aprovechar los agujeros de las leyes para pagar lo menos posible, siguiendo aquel viejo principio de que quien hace la ley, hace la trampa. En Estados Unidos los que legislan son los ricos, que cuidan bien sus intereses y de todos los de su especie.

La otra forma es la evasión fiscal, que sí viola las leyes pero resulta castigada muy pocas veces porque va acompañada por numerosos mecanismos de corrupción.

La corrupción no es sutil, dice Krugman, todo lo contrario es más descarada de lo que cualquiera imaginó. Es muy profunda y ha penetrado el sistema político hasta los niveles más altos.

Si bien no cita cantidades, advierte que los más ricos evaden por lo menos el 25 por ciento de los impuestos que les correspondería pagar y algunos mucho más.

Los europeos son quizás más puntillosos y llevan un registro aproximado de lo que cuestan los agujeros fiscales. Una ponencia sobre el tema presentada en 2017 ante el Parlamento Europeo reveló que la evasión de impuestos alcanza la impresionante cantidad de 237 mil millones de euros.

No es dinero que le están robando al Estado. Se lo están robando a los pueblos si nos atenemos a aquella definición de impuestos que los califica como “la parte proporcional del costo de los servicios públicos que cada persona, natural o jurídica, debe pagar”.

Así pues, debido a la evasión, los ciudadanos están recibiendo menores servicios, o de inferior calidad, en educación, salud pública, transporte, vivienda, higiene, energía y otros que resultan vitales para los sectores menos favorecidos de la sociedad.

Donald Trump, dicen, ya era millonario a los ocho años, no por su esfuerzo personal, sino porque heredó de su padre parte del dinero que durante años evadió en impuestos. Con tal formación, nada tiene de extraño que no quiera enseñar sus declaraciones fiscales.



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