Brasil: un duro golpe a la democracia

Editado por Maite González Martínez
2018-10-30 09:01:08

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Por María Josefina Arce

Los resultados de la primera ronda de las elecciones presidenciales en Brasil hacían prever como se desarrollaría la segunda vuelta, que tuvo lugar este domingo en el gigante sudamericano y en la que el controvertido candidato del Partido Social Liberal, el ultraderechista Jair Bolsonaro, volvió a imponerse ampliamente.

De acuerdo con los datos preliminares, el ex militar brasileño sacó  diez puntos de ventaja a su oponente al obtener más del 55 por ciento de los votos, mientras que Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores, lograba casi el 45 por ciento.

Muchos son los factores que llevaron a la victoria de Bolsonaro, a pesar de su discurso agresivo,  xenófobo, racista y homofóbico. El líder del Partido Social Liberal, apoyado por el dinero de grandes empresarios y de manera ilegal, puso en marcha una intensa campaña de desprestigio contra el candidato petista.
Se bombardeó a los brasileños con noticias falsas, fotos trucadas y calumnias contra el candidato del Partido de los Trabajadores, cuya campaña tuvo que volcarse entonces a desenmascarar las supuestas acusaciones.

El mecanismo, revelado por el diario Folha de São Paulo, sembró dudas en muchos de los electores sobre la figura de Fernando Haddad, un dirigente de estilo moderado, que condujo durante siete años el Ministerio de Educación sin ninguna denuncia de corrupción y con excelentes resultados de gestión.

Si bien en la última semana se registró un alza en el favor del electorado de Haddad, no fue suficiente para salvar la distancia que lo separaba de Bolsonaro. El daño por la sucia campaña en su contra ya había hecho mella como se evidenció en la primera ronda electoral el pasado día siete.

Otro de los elementos para muchos analistas es la creciente frustración de los brasileños por la corrupción política, la crisis económica, el aumento de la violencia y el crimen, aspectos estos últimos que Bolsonaro ha prometido enfrentar con mano dura.

Tampoco se puede perder de vista que demasiado tarde pasó el Partido de los Trabajadores el protagonismo de la campaña a Haddad. Aunque es bien sabido que el ex presidente Luiz Inacio Lula Da Silva era el favorito para ganar los comicios, la realidad es que está inhabilitado penalmente y se perdió mucho tiempo en presentar como candidato del PT a quien fue, desde un inicio, su compañero de fórmula.

La presidencia del gigante sudamericano pasará ahora a un hombre que añora la dictadura militar que imperó de 1964 a 1985 y que ya ha manifestado que incluirá en su gabinete a algunos uniformados.

La elección de Bolsonaro, favorecida por los grandes empresarios y con el visto bueno de Estados Unidos,  ha sido un nuevo golpe a la democracia y despierta el fantasma de la dictadura militar en la nación sudamericana. Están en juego los derechos de los trabajadores, campesinos y de todo el pueblo brasileño.

Pero la llegada de Bolsonaro, un hombre autoritario, no solo afecta a Brasil, sino que sus consecuencias se extienden a toda América Latina, que ha visto en los últimos años una contraofensiva de la derecha y de las políticas neoliberales.

Brasil es un país de gran importancia en la región, que sobre todo comparte frontera con Venezuela. Con la presidencia en manos de un individuo de  tendencia fascista se avizora un período de incertidumbre y de amenazas para la paz y la integración del continente.



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