Programa inversionista en la salud cubana se calza mediante diversas alternativas

Editado por Maite González Martínez
2018-11-27 07:44:25

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Foto/Cubahora.

Por: Roberto Morejón

La salud pública es una de las actividades presupuestarias con mayor demanda de recursos en Cuba y a su sostenimiento contribuyen las partidas estatales y una parte de los ingresos captados por la colaboración en el exterior.

Si bien el presupuesto oficial de 2018 asignó 27 por ciento de los gastos a la cobertura del gratuito servicio de salud, las inversiones demandan otros afluentes de aprovisionamiento. 

El Estado cubano garantiza a los colaboradores de la salud en 67 naciones los salarios correspondientes y el que nominalmente reciben por su empleo en la mayor de las Antillas.

Las entidades especializadas del Ministerio de Salud a cargo de las contrataciones en el exterior destinan una parte de los ingresos por esa labor a sostener las abarcadoras atenciones garantizadas en la nación caribeña.

Es una falacia y constituye una malsana acción afirmar que los colaboradores cubanos en otras latitudes son despojados de una parte de sus ingresos, porque esa deducción financiera NO va a parar a bolsillos de privados.

El destino de esos montos contribuye al robustecimiento de la infraestructura sanitaria en Cuba, el aumento de la calidad en el cuidado de los pacientes y a los programas de prevención de enfermedades.

Se trata de una verdad conocida en la mayor de las Antillas, incluyendo los propios médicos, enfermeros y técnicos que acuden voluntariamente a servir al prójimo, separados de sus familias, en diversas latitudes.

El Ministerio cubano de Salud Pública recabó, por ejemplo, partidas millonarias en los últimos años para recuperar y revitalizar numerosas infraestructuras y servicios.

Un ambicioso esquema de inversiones, reparación y mantenimiento ganó prioridad en el sector junto a  transformaciones de peso. 

Importantes mejoras recibieron consultorios del médico de la familia en los barrios y comunidades campesinas así como policlínicos, hospitales, instituciones de investigación, hogares maternos y de ancianos.

El proceso aún en marcha intenta frenar el deterioro de edificaciones por el paso del tiempo y la sobreexplotación.

A su vez, las autoridades del ramo adquirieron modernos equipos de diagnóstico que junto a la preparación excelente del personal asistencial, avala una mejor atención a los ciudadanos requeridos de tales auxilios.

Con el aseguramiento de diversas fuentes de financiamiento se mejoran también las condiciones de trabajo del personal que labora en los hospitales y policlínicos, y que ello se traduzca en satisfacción del pueblo.

Si bien en Cuba los servicios de salud son gratuitos tienen un valor económico que debe cubrirse por las vías posibles porque el beneficio es para todos.



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