Un pacto en la vía correcta

Editado por Saily Pérez Gordillo
2018-12-22 10:15:47

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Imagen ilustrativa. Foto/Archivo

Por Guillermo Alvarado

Los gobiernos de México y del llamado Triángulo Norte Centroamericano, es decir Guatemala, Honduras y El Salvador, firmaron un acuerdo para hacer una fuerte inversión que genere desarrollo y oportunidades, como una medida de atacar la base estructural de la migración irregular, que es la pobreza.

El pacto, del que todavía se desconocen detalles sobre su aplicación concreta, apunta a transformar el sureste de México, la zona más pobre de ese extenso país, así como de sus vecinos centroamericanos.

Contará con una fuerte inversión de unos 25 mil millones de dólares aportados en un plazo de cinco años por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y, de acuerdo con declaraciones del secretario mexicano de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, se contará también con cerca de 11 mil millones más que serán entregados por el ejecutivo de Estados Unidos.

Se trata, sin duda alguna, de una iniciativa en la vía correcta para corregir las enormes desigualdades que existen en esa región, reducir los índices de pobreza y pobreza extrema en que está la población, en particular las comunidades indígenas y generar fuentes de empleo y de superación técnica y profesional.

De esta manera se busca frenar el éxodo de decenas de miles de jóvenes que emprenden un viaje peligroso hacia la frontera entre México y Estados Unidos, en un trayecto donde muchos pierden la vida y los que logran arribar son rechazados con violencia.

Este podría ser el primer resultado de un fenómeno que estremeció al Triángulo Norte Centroamericano, México y Estados Unidos a partir de octubre pasado, cuando caravanas de miles de personas, incluidos niños, iniciaron una travesía para reclamar su derecho a migrar y solicitar asilo en la nación norteña.

Si bien no se conoce la cantidad exacta de los participantes, algunas estimaciones señalan que podrían ser hasta 18 mil. Una parte de ellos retornó a su lugar de origen, otros pocos lograron hacer su solicitud de asilo y la mayoría están estancados en la frontera norte de México, algunos en campamentos más o menos adecuados y otros en las calles o terrenos insalubres.

El común denominador de todas estas personas es vivir en una gran pobreza y sufrir la violencia de pandillas, narcotraficantes y otras formas del crimen organizado instalado en sus países, entre otras calamidades que los empujan a buscar alivio a sus necesidades en otros lugares.

La instalación en México de un gobierno de corte progresista encabezado por López Obrador podría significar para muchos un alivio, tal y como lo indica el acuerdo firmado recientemente.

Hace falta que los demás países se comprometan a hacer un uso transparente de los recursos para evitar que sea otra oportunidad desperdiciada, en una zona donde francamente ya no van quedando muchas alternativas para la gente.



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