La hazaña de Cuba

Editado por Pedro Manuel Otero
2018-12-31 09:24:30

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foto/archivo

Por Manuel Cabieses

“No hay obra humana perfecta y tampoco lo son, por supuesto, las revoluciones, que las hacen los hombres con sus limitaciones e imperfecciones”.

(FIDEL CASTRO, 1976, XV aniversario de la victoria de Playa Girón y de la proclamación del carácter socialista de la revolución).

Sin duda la Revolución Cubana es el acontecimiento político-social más importante del siglo XX en América Latina. El 1° de enero cumple 60 años y no ha envejecido. Por el contrario, está remozando su institucionalidad y su sistema económico socialista. Lo hace mediante una Constitución Política que se someterá al veredicto del pueblo el 24 de febrero.

La propuesta de 224 artículos fue elaborada por la Asamblea Nacional del Poder Popular -el Parlamento cubano-, y se discutió en centenares de reuniones de base. El proyecto reafirma el carácter socialista del sistema político, económico y social de Cuba y la conducción del Partido Comunista. En ese sentido la Revolución Cubana no mordió el anzuelo neoliberal que Obama le lanzó el 2016 y tampoco ha levantado bandera blanca ante la arremetida del actual César de la Casa Blanca.

La nueva Constitución reconoce el papel del mercado en la economía y nuevas formas de propiedad, incluida la privada, sin ceder un ápice en el rol hegemónico del Estado. Esto representa un cambio significativo -y realista- respecto a la Constitución de 1976. En la isla hay una importante inversión extranjera -que aumentará al amparo de la nueva Constitución que le garantiza estabilidad-. Asimismo está creciendo un sector de pequeños empresarios cuya actividad abarca numerosas funciones productivas y de servicios.

La experiencia de Cuba asombra por muchos motivos. El principal: haber hecho una revolución socialista a 90 millas del más grande y belicoso imperio de la historia. La desproporción de fuerzas entre este David y su vecino Goliat, es enorme. Cuba es una isla (mejor dicho un archipiélago) pobre en recursos naturales. Su tamaño es menor que la Región de Antofagasta en Chile. Su población sólo alcanza a 11 millones y medio de personas mientras su vecino tiene 350 millones de habitantes y la fuerza militar más poderosa del mundo.

En abril de 1961 la CIA entrenó y pertrechó una fuerza de 1.200 contra revolucionarios que desembarcaron en Cuba por Playa Girón. Dos días antes aviones que lucían la bandera cubana despegaron de Nicaragua y bombardearon bases aéreas en Cuba causando numerosos muertos y heridos. Luego aterrizaron en EE.UU. simulando una rebelión de la fuerza aérea revolucionaria. La agresión norteamericana gatilló una desafiante respuesta de Fidel Castro y del pueblo que el 16 de abril proclamaron el carácter socialista de la revolución. La invasión fue derrotada rápidamente: cien mercenarios murieron y 1.100 cayeron prisioneros. Al año siguiente EE.UU. impuso el bloqueo comercial y financiero que ha significado a Cuba pérdidas por 134.500 millones de dólares. La Asamblea General de Naciones Unidas viene condenando desde hace 27 años esta ilegal medida -orientada a asfixiar la economía cubana- sin que EE.UU. acate la opinión universal.

Cuba ha soportado grandes penurias en defensa de su revolución. El pueblo cubano se ha quitado el pan de la boca para ayudar a otros pueblos. Sus médicos, maestros y soldados han derrochado amor por la Humanidad en Africa y en numerosos países latinoamericanos, entre ellos Chile.

Implementar una economía socialista eficiente y próspera, constituye la preocupación más importante de los cubanos. Esto se refleja en debates de especialistas y en críticas, denuncias y propuestas de la población. La más frecuente se refiere a los exiguos salarios y pensiones que no alcanzan a cubrir las necesidades de la población. La revolución acosada ha tenido que distribuir la pobreza para enfrentar la presión desestabilizadora del imperio. La escasez del mercado interno y las bajas remuneraciones generan mercado negro y corrupción. El presidente Miguel Díaz-Canel ha denunciado el robo de combustible e impulsa severas medidas para combatir el mercado negro.

El pueblo cubano goza de derechos fundamentales como salud y educación costeadas por el Estado. Pero hay insuficiencias serias en vivienda y transporte que agobian la vida de los cubanos. La población quiere mayor agilidad en las reformas y ver resultados pronto. Muchos jóvenes emigran buscando mejores condiciones de vida. Se incorporan a la ola migratoria que es la sombra que acompaña a la globalización.

No obstante la propuesta más discutida de la nueva Constitución no fue la economía sino otra cuya aprobación habría significado un salto histórico en la cultura cubana. La comisión redactora propuso el matrimonio igualitario, o sea la unión de dos personas sin especificar sexo. Las corrientes religiosas montaron en santa cólera y removieron las aguas del machismo cubano. La mayoría de casi 200 mil opiniones impugnaron el artículo que debió ser eliminado del texto. No obstante la diputada Mariela Castro Espín, hija del ex presidente Raúl Castro y tenaz defensora de los derechos de la población LGTB, afirma que la nueva Constitución permitirá avanzar en la igualdad de derechos de las parejas gay y lesbianas.

El socialismo que se construye en Cuba mantiene vigente el pensamiento de Fidel. Por eso los cubanos se niegan a convertirse en galeotes del neoliberalismo. El 2001 el líder cubano escribió al director de Punto Final: “En los últimos años los pueblos del continente han sido testigos de los tenebrosos efectos de las políticas neoliberales aplicadas al impulso de los intereses de nuestros seculares dominadores. La absoluta liberalización comercial y la desregulación financiera, la privatización y reprivatización del patrimonio estratégico de las naciones latinoamericanas, su entrega a las grandes transnacionales, la prevalencia de políticas macroeconómicas que buscan tan solo garantizar la rentabilidad del capital financiero internacional mientras agudizan el abismo entre los más ricos y los más desposeídos, son algunas de las manifestaciones antipopulares y antinacionales de esas políticas, contra las que “Punto Final” ha combatido y deberá seguir combatiendo…Por eso, para los revolucionarios y todos los hombres y mujeres progresistas y de pensamiento independiente en nuestro continente, la tarea más urgente hoy es la de crear conciencia, denunciar la voracidad del imperio y revelar el peligro que están corriendo los pueblos de América Latina y el Caribe. No tengo la menor duda de que tu revista estará en la primera línea de esta nueva batalla, como siempre ha estado cuando se trata del futuro mejor de nuestros pueblos”. (1)

Los cubanos han hecho de su país una fortaleza de la independencia y dignidad en América Latina y el Caribe. Una hazaña que merece reconocimiento y solidaridad de la Humanidad.



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