Políticas de puertas cerradas en Europa demoró solución a grupo de inmigrantes

Editado por Maite González Martínez
2019-01-11 08:23:25

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Imagen ilustrativa. (Foto/archivo)

Por: Roberto Morejón

Después de permanecer tres semanas en el agitado Mar Mediterráneo a expensas de su suerte, un grupo de inmigrantes fue atendido, al fin, en su demanda de tocar puerto, ante una Europa poco fraterna con el Sur empobrecido.

El pequeño Estado de Malta aceptó el desembarco de 49 viajeros furtivos hacinados en embarcaciones frágiles ante la negativa de sus vecinos.

Si bien Malta consiguió laboriosamente que otros miembros de la Unión Europea acepten recibir algunos inmigrantes, el primer ministro Joseph Muscat advirtió que su benevolencia no debe sentar precedentes.

A Malta llegaron recientemente otros 300 migrantes, aunque está lejos de ser el destino más usado, condición otorgada ahora a España, con más de 57 mil accesos en 2018.

Es cierto que esos episodios clandestinos disminuyeron significativamente el año pasado al totalizar 150 mil en el Viejo Continente, un mínimo en el último lustro.

Pero persisten los intentos de decenas de miles de personas de Oriente Medio y África de alcanzar el opulento Primer Mundo para encontrar empleo y sustento, inalcanzables en sus tierras nativas.

Sin embargo, tropiezan con el endurecimiento de las autoridades europeas y de cada país, como Italia, cuyo gobierno se negó a atender a los 49 inmigrantes.

Los europeos asumen así la responsabilidad por una rígida política anti-inmigrante.

Debe recordarse cómo el Aquarius, el barco fletado por organizaciones no gubernamentales, debió poner fin a sus labores de rescate después de salvar a más de 30 mil personas en el Mediterráneo, por presiones de gobernantes de la región.

En medio del debate sobre cómo frenar la incursión de los extranjeros ganan espacio partidos extremistas de derecha, como Vox, en la comunidad autónoma de Andalucía.

La oposición en España, Francia, Alemania y otros países explota el tema de los arribos de viajeros del Sur empobrecido y de regiones en guerra.

Actúan así a pesar de los llamados de personas honestas a los políticos para abstenerse de hacer sus campañas a expensas de los refugiados y desplazados ilegales.

Organizaciones sociales claman a la Unión Europea diseñar una política para ir a las raíces del problema migratorio y cesar el abandono de los supervivientes varados en el mar.

Insisten esas colectividades en demandar del bloque comunitario el establecimiento de vías de tránsito seguras, la reforma del sistema de asilo y una estrategia racional en las fronteras y con las expulsiones.

Las peticiones caen en el vacío a pesar de estar a tono con un drama humanitario que viola derechos humanos hasta de niños y mujeres, cuyo número crece entre los tripulantes de los frágiles navíos aventurados a navegar en el Mediterráneo.



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