Por: Roberto Morejón

Cuba cuenta con un caudal científico apreciable y se avanza en la formación del personal existente y en su relevo. La precisión de esa política se pone sobre el tapete cada 15 de enero, Día de la Ciencia Cubana.

La oportunidad es significativa para reconocer el trabajo de hombres y mujeres en la investigación y la enseñanza así como en la innovación tecnológica.

La mayor de las Antillas fortalece la calificación de sus especialistas a 58 años de que el líder histórico de la Revolución Fidel Castro expresara que “el futuro de nuestra Patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia”.

Por el camino de la fructificación de esa idea el país cuenta con casi 87 mil personas dedicadas a actividades de ciencia, tecnología e innovación.

Setenta y siete por ciento de ellas muestran títulos superiores o técnicos y se encuentran categorizados casi seis mil 900 investigadores.

Sin embargo, la situación económica del país demanda una mayor presencia de los logros de la ciencia en el fomento del bienestar de la población y el desarrollo.

Por esa razón hoy se ejecutan 33 programas nacionales de la ciencia dirigidos esencialmente hacia ramas clave, con vistas a calzar el Plan de Desarrollo Económico y Social propuesto hasta 2030.

Junto a la plasmación de esos bosquejos los científicos priorizan el rejuvenecimiento en sus filas y los más avezados les transmiten conocimientos y experiencias a los bisoños.

Incluso se analiza la posibilidad de impartir asignaturas científicas desde edades  tempranas, a fin de elevar la preparación de los profesionales, tecnólogos y doctores.

Igualmente los científicos cubanos fortalecen la integración entre empresas y los futuros parques científicos-tecnológicos. Las Universidades, por su parte, acogen una veintena de instituciones de ciencia y técnica y decenas de centros de estudio, muchos vinculados con sectores clave como la industria y la agricultura.

Ante los percibidos efectos del cambio climático, Cuba se apoya en sus científicos para impulsar la Tarea Vida, un plan de Estado enfilado a enfrentar ese fenómeno.

Como parte del procedimiento se estudian peligros de origen natural, tecnológico y sanitario, así como las potenciales acciones a emprender para mitigar el impacto de las alteraciones del clima.

Se tiene en cuenta que 85 por ciento de las playas de arena de este país caribeño presentan índices de erosión y la línea de costa retrocede.

Como se aprecia, los científicos cubanos tienen misiones decisivas en  cuyo cumplimiento será esencial su probada constancia y actualización sobre los avances del ramo en el mundo.