Los habaneros y personal especializado borran devastación

Editado por Maite González Martínez
2019-01-30 08:33:17

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Foto/Maite González/RHC

Por: Roberto Morejón

Los habaneros, acostumbrados como todos los cubanos a los recurrentes huracanes, aún se muestran asombrados por el paso destructor de un tornado el pasado domingo, un hecho inusual en la geografía nacional.

El embudo, en alusión a la figura adoptada por una violenta masa de aire, polvo y desechos, recorrió una trayectoria de apenas 11, 5 kilómetros en solo 16 minutos, suficientes para diezmar gran parte de 4 municipios.

El meteoro, imposible de predecir a diferencia de los huracanes, sembró el dolor en las familias porque provocó 4 muertos, heridas a más de 300 personas y daños a mil 900 viviendas.

Abruptamente más de un millón de habaneros quedaron sin servicio eléctrico y muchos también carecieron de líneas telefónicas, tanto fijas como móviles, en un balance sobrecogedor reflejado en postes y cables desplomados, confundidos en las calles entre ramas de árboles.

Aunque todavía los capitalinos narran sus anécdotas de cómo sufrieron el desastre, están enfrascados en una vertiginosa carrera para desbrozar las vías de escombros, ramas y tendidos telefónicos y eléctricos.

Civiles y miembros de las fuerzas armadas junto a los pobladores se tienden una mano, brindan albergue temporal o hacen llegar una taza de café para calentarse en un mes de enero más frío de lo habitual.

El gobierno trabaja incansablemente desde poco después del paso del devastador tornado y en las primeras 24 horas se celebraron dos reuniones relámpago del Consejo de Ministros, encabezadas por el presidente Miguel Díaz-Canel, quien recorrió calles en medio de la oscuridad.

Los principales recursos para iniciar las labores de recuperación están disponibles, aseguró el ministro cubano de Economía, Alejandro Gil.

En efecto, como centenares de abejas hacia un panal, arriban a la capital cubana trabajadores de otras provincias para ayudar a restablecer los servicios básicos.

Las autoridades aceleran el acarreo de materiales de construcción para reparar las cubiertas y acondicionar albergues temporales.

Hay que saber caso por caso dónde duermen los que quedaron sin morada, dijo el dirigente del Partido Comunista en La Habana, Luis Antonio Torres Iríbar.
Como en otras ocasiones tras el paso de huracanes, grupos de estudiantes universitarios atienden las inquietudes de los damnificados.

Ya comienzan a desaparecer del entorno autos y un camión rastra volteados y las escuelas intactas acogieron a alumnos de las 46 dañadas por el letal embudo atmosférico.

Un esfuerzo adicional, quizás titánico, será necesario para borrar la devastación y acoger con más orgullo aún del previsto el aniversario 500 de la fundación de La Habana.



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