Aumentan los gastos de la muerte

Editado por Maite González Martínez
2019-03-07 08:12:42

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Reuters.

Por: Guillermo Alvarado

En un mundo agotado por problemas y conflictos, con grandes masas de seres humanos amenazados por la pobreza y el hambre, el gasto global en armamentos creció el año pasado por encima de lo registrado en el período conocido como guerra fría, antes del derrumbe del socialismo europeo.

De acuerdo con cifras divulgadas por el Instituto Internacional de Estocolmo para investigaciones de la paz, CIPRI, por sus siglas en inglés, los gobiernos del mundo invirtieron en incrementar o modernizar sus arsenales la impresionante cifra de 1,74 billones de dólares estadounidenses, en la notación según la cual un billón es igual a un millón de millones.

La entidad precisa que esa cantidad equivale al 2,2 por ciento del Producto Interno Bruto mundial, o a un gasto de 230 dólares por cada habitante del planeta, incluidos los recién nacidos, niños y ancianos.

Se trata de una inversión irracional e inútil que impide atender problemas mucho más importantes, entre ellos la desnutrición infantil, el hambre, las enfermedades o mejorar los sistemas de educación para brindar un futuro mejor a los jóvenes.

Como era de esperarse, Estados Unidos encabeza las dos principales vertientes de este problema. Según los datos del CIPRI, Washington tiene un presupuesto militar de 700 mil millones de dólares, con un notable incremento respecto a los años anteriores y que es equivalente a lo que destinan a este rubro las 14 potencias que le siguen en este ominoso listado.

Pero al mismo tiempo la nación norteña encabeza la nómina de los países que más armas venden en todo el mundo, con el 34 por ciento del total, muy por encima de Rusia, 22 por ciento; Francia, 6,7; Alemania, 5,8; y China, 5,7 puntos porcentuales.

Esto significa que la industria militar, es decir la de la muerte, es uno de los principales ejes de la economía norteamericana, país para el que un eventual estallido de la paz en todo el globo sería un pésimo negocio.

De hecho, el arribo a la Casa Blanca del polémico magnate Donald Trump es uno de los factores que inciden en el aumento del gasto militar.

Así ocurre, por ejemplo, con muchos países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, que han sido presionados por Trump para aumentar su aporte al presupuesto de esa entidad militarista, pero también sus propios gastos internos en la defensa.

A pesar del extraordinario incremento de estas inversiones, o quizás precisamente debido a ellas, la seguridad y la paz en el planeta se han deteriorado en los últimos años con el estallido de nuevos conflictos o el resurgir de antiguas rencillas.

Lamentablemente este curso se mantendrá sin variación mientras la guerra siga siendo fuente de enormes riquezas para unas cuantas potencias.

El desconsuelo y la rabia son mayores, cuando uno constata que apenas con el diez por ciento de lo que se gasta en armas, se podría resolver definitivamente el problema del hambre, uno de los principales azotes de nuestra especie.



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