Mujer de dos islas

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2019-03-23 09:34:05

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Foto: Archivo.

Por : Guillermo Alvardo

Recientemente se cumplió el centenario de esa gran mujer, escritora y cantante que fue Martha Jean Claude, quien vino al mundo en Puerto Príncipe, Haití el 21 de marzo de 1919 y falleció en La Habana, Cuba, el 14 de noviembre de 2001, por lo que fue reconocida siempre como La Hija, o Mujer, de dos Islas.

El nombre de Martha se incluye en el largo listado de quienes a la cercanía geográfica entre las dos naciones caribeñas, le sumaron también una identidad cultural muy bien identificada, que se fue construyendo a lo largo de cientos de años.

Comenzó su aprendizaje de canto en la Catedral de Puerto Príncipe, pero fue en la música tradicional que dio impulso a su carrera, y de la cual no habría de desprenderse nunca más, porque gracias a ella se vinculó de manera total a su pueblo y las terribles condiciones que le han tocado vivir.

Su vida cambió totalmente en 1952 con la publicación de su obra de teatro Avrinette, que fue calificada como subversiva por el régimen del tirano Paul Magloire, que la envió a prisión a pesar de estar embarazada.

Apenas dos días después de salir de la cárcel dio a luz y más tarde logró viajar a Cuba, donde se reunió con su esposo y compañero de toda la vida, el periodista Víctor Mirabal. Fundaron una familia cubana-haitiana de la cual dos de sus hijas, Linda y Sandra, se vincularon con la música en España y Holanda, respectivamente; Magdalena ejerce la medicina en Cuba y Richard dirige la Fundación Martha Jean Claude en Petionville, Haití.

Martha vivió los años previos al triunfo de la Revolución Cubana a la que se vinculó totalmente, en particular gracias al excelente trabajo que realizó la Casa de las Américas, fundada poco después del 1 de enero de 1959 por Haydee Santamaría y que fue caldo de cultivo de la intensa vida cultural que sobrevendría junto con la libertad de todo el pueblo.

El folklore y el canto tradicional haitiano crecieron en Cuba de la mano y la voz de la Mujer de dos Islas, entre ellos los “complaintes”, lamentos en español, a los que imprimió un marcado carácter político contra la dictadura, el poder de los terratenientes y las reiteradas intervenciones extranjeras ocurridas en su patria.

La cubana Marta Valdés se refirió a ella como una “misionera del cantar de su tierra” y en las palabras escritas tras ser elegida para asumir el concierto inaugural del Premio Casa de las Américas de 1986, Nancy Morejón afirmó: “Si la poesía es un documento imaginario que explica cómo se hacen los arco iris y por qué desaparecen, el canto de una mujer extraordinaria, un canto vivo sobre el mismísimo arco de las Antillas, nos traerá … el verdadero y el más legítimo arco iris de su pueblo que había sido robado por un Ubú sucio, sátrapa, ciego”.

Luego de 30 años alejada, logró volver a Haití tras la caída de la dictadura de Jean Claude Duvalier y su impresión más intensa e íntima de ese momento está recogida en los versos de esta canción: “Barcos de refugiados que regresan/Sobre el mar oigo tiros/Pregunto para saber lo que pasa/me dijeron que eran barcos de exiliados que regresan/¡Haití está enferma, sus hijos regresan para curarla!”.



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