Por: Roberto Morejón

El gobierno de Estados Unidos desató una infundada alarma por la llegada de técnicos militares rusos a Venezuela, país al que el presidente Donald Trump y sus colaboradores amenazan con utilizar cualquier alternativa, incluyendo la extrema, para derrocar al presidente Nicolás Maduro.

Con el apoyo de la industria de la información en manos de fuertes grupos de poder y de potencias occidentales, circula la matriz noticiosa acerca de la supuesta presencia de “tropas” rusas en la nación bolivariana.

Los gobiernos de Rusia y Venezuela afirmaron que la permanencia de técnicos militares se corresponde con acuerdos firmados hace 15 años para la asesoría y mantenimiento de equipos de defensa vendidos por Moscú a Caracas.

La médula de la campaña propagandística actual está dirigida a escamotear el derecho de un Estado soberano a sostener acuerdos de defensa para protegerse ante agresiones extranjeras.

Venezuela es uno de los países más amenazados de la tierra por la beligerante administración estadounidense.

La Revolución Bolivariana debe salvaguardar sus recursos humanos y materiales tanto de una eventual acometida bélica convencional como de variantes de la guerra moderna, incluyendo la de tipo eléctrica.

Los adversarios de Venezuela en complicidad con opositores locales favorables a una invasión foránea apelaron a tres ataques físicos y cibernéticos contra el sistema energético nacional, con la consiguiente afectación de servicios básicos.

Precisamente, una delegación ministerial venezolana debatió en Moscú con el gobierno ruso sobre futuros suministros de alimentos, fármacos y soportes técnicos para blindar el sistema energético de la nación sudamericana.

Pero en Estados Unidos y otras capitales silencian esa cooperación civil necesaria para los sudamericanos dadas las sanciones de Estados Unidos y cargan la mano sobre la alegada presencia de “tropas” rusas en la patria de Simón Bolívar.

En el colmo del delirio, el derechista periódico español ABC escribió sobre la imaginaria inclusión en el círculo de seguridad personal del presidente Nicolás Maduro de “500 comandos rusos privados”.

Ni una letra escribirían ese y otros medios occidentales sobre las siete bases militares en Colombia con presencia de Estados Unidos mientras Trump, su asesor John Bolton y el secretario de Estado Mike Pompeo se niegan a descartar la opción de la fuerza para derribar a Maduro.

De acuerdo con la retórica de los medios hegemónicos de la información un ataque militar estadounidense contra Venezuela NO es condenable, pero sí lo es la cooperación técnico-militar de Caracas con Moscú aunque tenga un carácter estrictamente defensivo.