Estados Unidos el paraíso de las armas

Editado por Maite González Martínez
2019-09-05 07:31:05

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Imagen / El Tiempo

Por: Guillermo Alvarado

Las noticias sobre la violencia armada en Estados Unidos son tantas, y tan apabullantes, que uno no puede sino recordar al príncipe Hamlet, ese personaje memorable de William Shakespeare, cuando confesaba “tengo más pecados dentro de mí que tiempo para ejecutarlos, o imaginación para concebirlos”.

Algo así le está pasando a la sociedad estadounidense, que parece dispuesta a no dar tregua a la capacidad de asombro en relación con las armas, las víctimas, los ejecutores y los culpables.

A principios de esta semana en el estado de Alabama un adolescente de 14 años tomó una pistola calibre 9 milímetros y ejecutó a sangre fría a los cinco miembros de su familia. Luego de lanzar el arma a un terreno baldío cercano, llamó a la policía para informar que había escuchado disparos en su residencia.

En ese mismo estado, pocos días antes, se formó un tiroteo al finalizar un partido escolar de fútbol americano y diez adolescentes de entre 15 y 18 años fueron heridos y trasladados a hospitales cercanos para recibir atención médica.

Ya se ha comentado también que el fin de semana en la ciudad de Odessa, estado de Texas, un sujeto disparó desde su automóvil contra los viandantes y mató a seis e hirió al menos a 22, antes de ser abatido por la policìa.

Por si usted aún no se ha convencido de que Estados Unidos es el país más inseguro del mundo, le ofrezco dos detalles verdaderamente surrealistas tal y como están las cosas en ese lugar.

Un campo de tiro particular de Texas, el Boyert Shooting Center, publicó un anuncio con letras grandes y a colores, donde ofrece descuentos de hasta el 50 por ciento en la venta de armas de fuego, con motivo, nada más y nada menos, !que del inicio del curso escolar!

Imagínense ustedes. Antes los padres de familia compraban libros, libretas, lápices, mochilas, zapatos y uniformes. Luego se adicionaron teléfonos celulares, computadoras portátiles y tablets. Ahora también tienen la oportunidad, en el reinicio de las clases, de comprarle a sus hijos pistolas y revólveres a mitad de precio.

¿Qué vendrá después? ¿Acaso vehículos blindados para llevar a los niños al colegio?

Pero no es todo. Ese mismo estado de Texas acaba de entrar en vigor un paquete de leyes donde se flexibiliza la compra, tenencia y uso de armas de fuego.

Desde ahora una familia puede ir piadosamente armada a los oficios religiosos dominicales en iglesias, sinagogas, mezquitas y otros lugares de culto.

En las escuelas no puede ponerse ninguna restricción al tipo y cantidad de armas que permanezcan dentro de los automóviles en los parqueos, un arrendatario debe aceptar que su inquilino tenga un arsenal si así lo desea y, la cereza del pastel, si alguien por casualidad vive en una zona declarada de emergencia o catástrofe, no importa si posee licencia o no, también puede circular armado.

En el paraíso de las armas nada debería ya sorprender a sus habitantes, a no ser el hecho de poder llegar a viejo y vivir para contarle historias de terror a sus nietos en una noche oscura, matizada por disparos lejanos y el aullar incesante de las sirenas de ambulancias y patrulleros.



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