Escuelas cubanas abiertas a pesar de apremios con los combustibles

Editado por Maite González Martínez
2019-09-17 10:27:06

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Por: Roberto Morejón

Cuba afronta una difícil situación con los combustibles que obligó a adoptar medidas para el aseguramiento de servicios básicos, como la educación.

Si bien la industria nativa de extracción de petróleo aprovisiona las termoeléctricas, el resto de las actividades se expuso a percances a causa de la inexistencia de las reservas suficientes de diésel, el energético deficitario.

El problema tuvo su origen en la enfermiza persecución de la administración estadounidense a las navieras y aseguradoras.

Con ellas, La Habana negocia los surtidos del llamado oro negro que NO cubre con su generación doméstica.

Por más que el gobierno antillano conversó, la tenaza del bloqueo se interpuso y ningún tanquero pudo cubrir el vacío en la primera quincena de septiembre, aunque se coordinaron arribos para otras fechas.

En un contexto como ese, otro país iría al caos, pero en Cuba el gobierno trazó una estrategia, estudiada anteriormente, para mantener abiertas, entre otras facilidades, las escuelas.

En efecto, por las calles donde se advierte la escasez de ómnibus de servicio público caminan los alumnos de diferentes ciclos de enseñanza, en busca de sus planteles abiertos.

Por supuesto, la normalidad en el sistema de enseñanza se perturbó, pues ha sido imprescindible adaptar horarios de clases, aprovechar más la luz del día y suspender labores en laboratorios.

Otras de las iniciativas del Ministerio de Educación para paliar las dificultades momentáneas con el diésel en el país radican en concentrar contenidos de asignaturas y acortar jornadas complementarias.

Las Universidades aplicaron otras variantes ante la situación circunstancial en Cuba con los combustibles.

Es notorio el reajuste de los calendarios docentes y la adopción de la modalidad semi-presencial, además de adecuarse a las condiciones específicas de cada provincia.

Con la descentralización desde las sedes de educación superior a los municipios de residencia de grupos de alumnos, también las Universidades cubanas respondieron a las transitorias dificultades.

La planificación de los Ministerios de Educación y Educación Superior responde a la solidez de esas instituciones y se inscribe en una estrategia bien pensada del gobierno cubano.

El objetivo es evitar la paralización del país, como pretende Estados Unidos hasta lograr -–dicen allí— una explosión social.

Maestros y alumnos están informados sobre el complejo panorama como consecuencia del recrudecimiento del bloqueo.

La administración de Donald Trump siempre encontrará las puertas abiertas de las escuelas cubanas, aunque las condiciones sean espinosas. FIN

 



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