Por: Guillermo Alvarado

Por fin, el Banco Mundial reconoció que el cambio climático, y los desastres que vienen asociados a este fenómeno, está entre los factores que causan un incremento de los desplazados y los refugiados en el mundo, algo que desde hace tiempo venían denunciando organizaciones sociales y humanitarias.

Anna Wallenstrein, directora de Desarrollo Sustentable en Latinoamérica y el Caribe de la entidad multilateral, aseguró en México que gran parte del desplazamiento de personas está dada por los efectos del calentamiento global y que si en once años los gobiernos no logran frenar el incremento de las temperaturas todo será peor.

Las inundaciones, señaló la funcionaria, serán 75 por ciento peores y la cosecha de maíz, parte fundamental de la dieta de decenas de millones de seres humanos, caerá en 20 por ciento.

Como se ha dicho en congresos y todo tipo de evento, los mismos habitantes del planeta somos responsables de la destrucción de los ecosistemas y los recursos indispensables para la vida y hasta ahora no se nota un esfuerzo por detener esta tendencia, sino todo lo contrario.

Wallenstrein precisó que el costo por la pérdida de las reservas naturales creció en 14 veces entre la década del 90 del siglo pasado y 2016.

Los fenómenos cada vez más intensos, la erosión de lo suelos y la falta de alimentos empujan a grandes masas humanas a desplazarse en busca de mejores lugares para vivir, dentro o fuera de sus territorios nacionales.

En estos momentos hay 65.6 millones de personas que han sido desplazadas de sus lugares de origen y de ellas 22 millones están en calidad de refugiados, la mayoría menores de edad.

La información se combina con otra que circuló recientemente, y es que la cantidad de migrantes en el mundo sobrepasó la tasa de crecimiento global de la población.

El Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas dijo que en lo que va de 2019 la cifra de migrantes llegó a 271 millones de personas, es decir el 3,5 por ciento del total de habitantes en el planeta, en tanto que el incremento promedio mundial de la población fue a finales de 2018 de 1,1 puntos.

La mayoría de quienes se han desplazado están en Europa, con 82 millones; y en América del Norte, donde se encuentran 59 millones de personas, según cifras actualizadas de la ONU.

Mientras la máxima entidad mundial aboga por garantizar un tránsito ordenado, seguro y humanitario de quienes buscan un futuro mejor en otro lugar, algunas naciones, como Estados Unidos, adoptan medidas crueles para tratar de contener un fenómeno, que en las condiciones actuales es en realidad imparable.

Una de ellas es forzar a gobiernos como los de Guatemala, Honduras y El Salvador a declararse “tercer país seguro” para los migrantes, cuando en realidad no son capaces de garantizar los servicios mínimos indispensables a su propia población.

En esta dirección, aquellos que tratan de escapar de la pobreza, se verán atrapados en lugares quizás aún más pobres y violentos que sus zonas de origen, lo que además de ser una paradoja es un crimen indiscutible.