Por: Roberto Morejón  

Ciudadanos cubanos acuden a bancos locales, interesados en formalizar cuentas en moneda libremente convertible, para posteriormente comprar bienes llamados aquí de gama alta, cuya venta estimulará la industria y el mercado. 

La presencia de las personas en las instituciones financieras se asocia al anuncio gubernamental de una próxima apertura de decenas de tiendas, 13 de ellas inicialmente.

En ellas venderán efectos electrodomésticos, piezas de recambio de autos y las muy demandadas motos eléctricas.

Los artilugios destinados al mantenimiento de vehículos automotores deben cubrir exigencias de propietarios empeñados en alargar la vida útil de equipos rodantes con muchos años de explotación.

Mucho interés despertó la precisión al respecto de autoridades comparecientes en la televisión nacional.

A la par se generaron expectativas sobre la posibilidad de adquirir internamente renglones de más altas prestaciones, a precios competitivos y con garantías comerciales, hoy ausentes de las tiendas usuales.

Personas con esos recursos monetarios, sobre todo provenientes de remesas familiares, apelaron hasta hoy para hacer esas compras a viajeros que localizan los bienes en el exterior.

Por esa vía se escapan cantidades importantes de divisas que Cuba requiere captar en cualquier momento, pero ahora más cuando el bloqueo de Estados Unidos arrecia.

Las autoridades destacaron el plan de facilitarles a los ciudadanos la adquisición de enseres con precios más bajos a los exigidos por los compradores individuales.

Los potenciales beneficiados con tales transacciones adujeron poder realizar compras más eficientes, con menos riesgos de perder la inversión y el aliciente de garantías post venta.

Para la economía nacional se abre un canal de captación de moneda dura, reaprovisionar el mercado y destinar fondos al reverdecimiento de industrias, hoy detenidas o trabajando parcialmente.

Son los casos de las dedicadas a ensamblar computadoras y televisores, con capacidades para asimilar planes de producción más generosos.

Por ese conducto, la demanda de empleo crecerá, según la mayoría de las previsiones.

Además de que los bancos cubanos dispondrán de más divisas, los trabajadores por su cuenta, cuyo número sobrepasa los 600 mil, tendrán a su favor un acceso expedito a la obtención de insumos a precios más solventes.

De manera que con mayor liquidez local toda la población recibirá directa o indirectamente los efectos de las nuevas disposiciones en Cuba, que amparan la venta en tiendas locales de bienes y piezas de recambio con apreciable demanda.