Se fue Netanyahu, ¿y ahora qué?

Editado por Maite González Martínez
2019-10-23 07:11:39

Pinterest
Telegram
Linkedin
WhatsApp

Por: Guillermo Alvarado

Tras una década en el poder durante la que cometió crímenes de lesa humanidad contra el pueblo palestino y fragmentó a su país, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, renunció a su cargo ante la imposibilidad de formar un nuevo gobierno como había sido mandatado luego de las elecciones de septiembre.

Se trató de un fracaso anunciado porque su partido, el ultraderechista Likud, en realidad quedó en segundo lugar en esos comicios, con 25,09 por ciento de votos y 31 asientos en el Parlamento, por detrás de Beni Gantz, de la conservadora coalición Azúl y Blanco, que logró 33 diputados, de los 120 que forman ese organismo.

No obstante, el presidente Reuven Rivlin, le encargó la casi imposible misión de formar un nuevo gabinete, tarea harto difícil por la enorme fragmentación política que existe hoy día en Israel donde ningún partido puede presumir de concitar a la mayoría de los ciudadanos.

La única salida era formar una alianza entre el Likud y Azúl y Blanco, pero como dije en comentario anterior, ninguno de sus líderes se subiría a ese barco, si no es para ocupar el puesto de capitán.

Vencido el plazo establecido por la ley, Netanyahu debió ceder esa responsabilidad a Gantz, que ahora tiene 21 días para hacer lo que su rival no logró.

Si transcurre ese tiempo sin ningún resultado, cualquier otro diputado puede solicitar esa tarea y si persiste la situación entonces habrá que convocar a nuevas elecciones, que tampoco resolverán el problema.

El tema de fondo es el colapso de un modelo político basado en el racismo, el odio y la xenofobia, es decir un régimen lo más parecido al apartheid sudafricano que terminó hundido en su propia ignominia a pesar del indudable apoyo que recibía de las potencias occidentales, encabezadas por Estados Unidos.

Es muy pronto para pensar que lo mismo está ocurriendo en Israel, o que va a suceder en un corto plazo, pero los síntomas de desgaste son acelerados y no se pusieron en evidencia antes fue por la apatía de la comunidad internacional y el encubrimiento de la gran prensa internacional, que miró hacia otra parte mientras el sionismo ponía en práctica un plan de exterminio contra los palestinos.

Entre las páginas más oscuras que deja Netanyahu está la llamada Operación Margen Protector, cuando el ejército sionista bombardeó en 2014 durante 50 días la Franja de Gaza y dejó como resultado dos mil 200 palestinos muertos, de ellos mil 462 civiles, de los que 500 por lo menos eran niños.

Varios hospitales, cientos de escuelas y 18 mil viviendas fueron destruidas por completo, lo que agudizó aún más las precarias condiciones de vida de los casi dos millones de personas que habitan allí.

La acción, que califica como genocidio, contó con el aplauso de Estados Unidos, principal socio militar de Tel Aviv, y el silencio cómplice de otras potencias que, al callar aprobaron de hecho semejante barbarie.

Si esta es la despedida definitiva de Netanyahu, puede estar seguro de que muy pocos lo van a extrañar. La lástima es que su salida no implica un cambio en el rumbo de un Estado que ha llevado al terrorismo a la categoría de política nacional.



Comentarios


Deja un comentario
Todos los campos son requeridos
No será publicado
captcha challenge
up