Chile quiere más

Editado por Maite González Martínez
2019-10-30 08:16:48

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Foto/Reuters.

Por María Josefina Arce

Aunque fue levantado el estado de emergencia, Chile vive una profunda crisis social y política que tuvo como detonante el intento la pasada semana del presidente Sebastián Piñera de elevar el costo del pasaje del metro en Santiago, la capital.

Una medida que afectaba fundamentalmente a los estudiantes, quienes de nuevo iniciaron las protestas que se extendieron a todo el país y pusieron en jaque al gobierno del multimillonario Piñera.

El hecho es que la antipopular medida fue la gota que colmó el vaso. Chile no ha podido dejar atrás la época de la dictadura militar. Todavía muchos de los mecanismos existentes son de aquella triste y sangrienta etapa.

Las protestas pusieron de manifiesto el descontento de los chilenos con un modelo económico, que ha ahondado las diferencias sociales, y sigue beneficiando a una pequeña parte de la sociedad.

Hoy está en el centro del debate ese modelo tantas veces resaltado como milagro e incluso oasis, pero que está lleno de grietas, y que se mantuvo tras el retorno de la democracia a la nación sudamericana, aunque se hayan adoptado importantes medidas de beneficio social.

Los gobiernos que sucedieron a la dictadura militar del general Augusto Pinochet introdujeron seguros de salud universal, de desempleo y mejoras en la educación, pero se mantuvo el neoliberalismo con sus constantes privatizaciones de los servicios básicos, que impuso el dictador Augusto Pinochet.

El sistema de pensiones es uno de los temas que más se ha tratado en los últimos tiempos. Es un fondo privado al que aporta el propio trabajador que al final de su vida laboral cobra una miseria, pues depende de las fluctuaciones del mercado. Es esta una de las más controvertidas políticas puestas en marcha por Pinochet y que aún sigue vigente.

Son muchas las razones que llevaron y mantienen a los chilenos en las calles, desafiando la represión y la presencia en un inicio de los militares, algo que no sucedía en la nación austral desde el fin de la dictadura en1990.

Aunque Piñera suspendió el alza de la tarifa del pasaje del metro, anunció una serie de medidas, entre ellas, el aumento de las pensiones, y realizó un cambio de gabinete, nada parece contener a los chilenos.

Todavía en las últimas horas seguían en las calles, e incluso marcharon hacia el emblemático Palacio de la Moneda, sede del ejecutivo, para reclamar reformas estructurales que generen una sociedad más justa.

Chile quiere más. No se conforma con medidas cosméticas que mantienen vivo un modelo económico que se ponía como ejemplo de desarrollo en América Latina, pero que esconde grandes desigualdades y genera un gran descontento popular.



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