Desafíos económicos en Argentina

Editado por Maite González Martínez
2019-10-30 08:34:20

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Foto  El País.

Por: Guillermo Alvarado

El presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, y su equipo de trabajo deben estar ya determinando las estrategias para enfrentar la delicada situación económica que les dejará como herencia la administración neoliberal de Mauricio Macri, que falló en casi todos los aspectos de esta esfera.

La nación sudamericana, hay que decirlo, está sumida en una profunda crisis que fue producto de desacertadas medidas adoptadas desde los primeros días del macrismo, en particular la liberación de la tasa de cambio de la moneda nacional y la apertura a la importación y exportación de capitales.

Durante los últimos cuatro años se fugaron de Argentina la bicoca de 80 mil millones de dólares y el dinero que ingresó lo hizo por la vía del crédito, incluido el oneroso préstamo de 57 mil millones de dólares contratado con el Fondo Monetario Internacional, FMI, cuyos últimos tramos aún están pendientes de entregar.

Es decir que Fernández encontrará un país descapitalizado y endeudado, uno de los peores escenarios que cualquier gobierno desearía como punto de partida.

Pero eso no es todo. La moneda nacional, el peso argentino, perdió el 85 por ciento de su valor, lo que llevó a todo aquel que pudiera a convertir sus ahorros en dólares y, de ser posible, sacarlos del país.

Se trata de dos variables negativas, la fuga de capitales y la devaluación, que se suman a otro factor muy malo: el vencimiento a corto plazo de pagos de la abultada deuda externa.

El FMI calculó que en el 2020, primer año de mandato de Fernández, Argentina debe pagar a sus acreedores públicos y privados la suma de 79 mil millones de dólares.

Y todo esto en un paisaje dominado por una creciente inflación debido al brusco incremento del costo de la vida, disparado cuando Macri eliminó los subsidios a varios servicios públicos indispensables, redujo salarios y pensiones y emprendió despidos masivos en el sector estatal.

Por si fuera poco, la economía lleva un año en recesión, es decir que el Producto Interno Bruto en lugar de crecer, disminuye cada trimestre.

Luego de cuatro años de neoliberalismo, el paisaje económico argentino es de una total devastación. Macri no dañó a su país, lo destruyó y lo peor es que lo hizo a sabiendas para favorecer a un pequeño círculo de amigos y parientes.

Dentro del abanico de desafíos para Fernández están frenar la sangría de capitales hacia el exterior e impulsar la inversión doméstica, estimular el consumo nacional, abrir las fábricas que cerraron en estos años y darle empleo a la gente, restablecer el poder adquisitivo de los salarios, frenar la especulación financiera y reprogramar los vencimientos de la deuda.

Es una tarea de titanes que resulta impostergable porque sólo así será posible comenzar a satisfacer las expectativas de la gente, que votó con la esperanza de una vida mejor.

El próximo 10 de diciembre comenzará una nueva época, llena de responsabilidades y retos, donde no puede haber margen para el error o la vacilación, porque sería trágico que dentro de cuatro años un pueblo desencantado, volviera de nuevo la vista hacia la derecha.



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