Colombia no se quedó atrás

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2019-10-31 11:35:58

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Foto: Archivo.

Por: Guillermo Alvarado

Los comicios regionales celebrados en Colombia, primeros desde la firma de los acuerdos de paz entre un sector de la insurgencia y el gobierno del expresidente Manuel Santos, se caracterizaron por una relativa tranquilidad y la derrota contundente de la extrema derecha neoliberal y represiva.

En efecto, si se debe señalar a un gran perdedor en esta cita con las urnas, este fue el uribismo, como se le llama a la corriente política organizada en el partido Centro Democrático, fundado por Álvaro Uribe y al cual pertenece el jefe de Estado, Iván Duque, fiel amigo y aliado de Estados Unidos.

La calma que reinó el día de las votaciones estuvo precedida por una violenta campaña, durante la que murieron siete candidatos, hombres y mujeres, que representaban a agrupaciones de izquierda, organizaciones progresistas o comunidades indígenas y campesinas.

Otros 88 recibieron amenazas de muerte u otro tipo de intimidaciones, una docena sufrieron atentados, otro fue secuestrado y continuó el asesinato de líderes comunitarios, defensores de derechos humanos y desmovilizados de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo, FARC-EP.

No obstante este clima de terror, mucha gente salió a emitir el sufragio como un arma para derrotar a un régimen que ignora o violenta las garantías elementales de la población, que aún no ha conocido el verdadero significado de la paz.

La lista de fracasos electorales del Centro Democrático es larga y contiene nombres de importantes ciudades como Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga, Santa Marta, Cúcuta, Montería, César, Boyacá, Manizales y Caquetá.

En total, de las 32 gobernaciones en disputa, el uribismo sólo ganó en Casanare y Vaupés, lo que pone en una situación difícil al presidente Duque, que tampoco cuenta con mayoría legislativa.

En la capital de Colombia, Bogotá, se destaca el triunfo de la candidata independiente Claudia López, quien conquistó la alcaldía y se convirtió en la primera mujer en alcanzar ese cargo. Se trató de una victoria triple, por su posición política progresista, su género y su pertenencia a la comunidad lesbiana.

Para las FARC-EP, ahora convertidas en el partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, fue también una fecha propicia, porque dos de sus candidatos, los excombatientes Guillermo Enrique Torres y Edgardo Figueroa consiguieron las alcaldías de Turbaco y Puerto Caicedo, respectivamente.

De igual manera, el líder social Marino Grueso, apoyado por una coalición de la que las FARC formaban parte, se impuso en el municipio de Guapi, en el departamento de El Cauca.

A pesar de la violencia derechista, de las maniobras electorales de los políticos tradicionales, como la intimidación y la compra de votos, el pueblo colombiano no fue ajeno a otros resultados notables en la región, entre ellos la reelección de Evo Morales en Bolivia y la victoria de Alberto Fernández en Argentina.

Vientos frescos soplan sobre la región y alejan la fetidez que llega del imperio norteño.



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