La Habana resplandece y ahora hay que cuidarla

Editado por Maite González Martínez
2019-11-13 07:47:15

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Imagen ilustrativa. (Foto/archivo/internet)

Por: Roberto Morejón

Más de un año de trabajo llevan los habaneros, las autoridades cubanas y residentes de otras provincias en su ardua labor para celebrar con gran rigor el aniversario 500 de la capital de todos.

La Habana inaugura aceleradamente acciones de remozamiento y nuevas construcciones, idóneas para hermosear un recinto urbano de más de dos millones de habitantes.

La campaña promocional para sumar a todos al jolgorio y hacerlos partícipes de las faenas de arreglos y esplendor fue tan exitosa que nadie quedó relegado.

Con orgullo los habaneros contemplan la cúpula restaurada del edificio del Capitolio, viviendas, museos, establecimientos comerciales, viales, hospitales, hogares de ancianos y otros inmuebles o proyectos robustecidos o erigidos.

Igualmente, los capitalinos agradecen a Japón y Rusia, entre otros países, por valiosos aportes a la ciudad.

A pesar del devastador tornado del 27 de enero, los habaneros y fuerzas de apoyo de otras provincias restañaron las heridas en viviendas dejadas por el torbellino, sin abandonar los planes de embellecimiento de La Habana.

Otro arrebatado efecto, NO de vientos, tuvieron que enfrentar los habitantes de la villa de San Cristóbal de La Habana para restañar una parte de los muros calcinados por el paso del tiempo y la falta de recursos.

La administración de Donald Trump recrudeció obsesivamente el bloqueo, al punto de privar al país, y a La Habana, de parte del combustible para la vida cotidiana.

La Habana parecía en septiembre último semi-paralizada por la drástica reducción del tráfico vehicular y las reducciones en horarios de trabajo.

Pero los habaneros, al igual que el resto de los cubanos, se las arreglaron para seguir su vida y proyectos de desarrollo aun en circunstancias tan dramáticas.

Ahí están florecientes el paso peatonal de la capitalina calle San Rafael y los restaurados Barrio Chino, mercado de la zona de Cuatro Caminos, museo del ferrocarril y la heladería Coppelia.

Todos recobraron pompa, dando fe de que el colapso, pretendido por Washington, nunca llegó a La Habana y a Cuba.

Resta continuar con ese brío hacia el aniversario 501 de esta ciudad y acatar con más perseverancia la disciplina social para cuidar lo rescatado y hacer la convivencia más confortable.

El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, al frente de los recurrentes chequeos de las estrategias de reposición, insistió atinadamente en el principio de NO interrumpir el empuje en La Habana.

El estilo de trabajo ---dijo--- debe continuar y comenzar el rescate de otros municipios más allá del centro histórico y Centro Habana, hoy con nuevo brillo y un poco de más bienestar para sus moradores.



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