Hay amores que matan

Editado por Maite González Martínez
2019-11-19 10:46:17

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Imagen ilustrativa. (Foto/archivo)

Por María Josefina Arce

Frescas están en la memoria las tristes imágenes que recorrieron el mundo en agosto pasado. Incontables animales muertos y grandes zonas boscosas destruidas. La Amazonía ardió durante semanas, pero su devastación continúa bajo el mandato del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.

Un reciente informe del Instituto de Investigaciones Espaciales de Brasil precisa que la tasa de deforestación alcanza en la actualidad el mayor índice de los pasados once años.

La institución detalla que en los últimos meses la destrucción del también llamado pulmón del planeta registró un alza del 29,5 por ciento, lo que representa casi 10 MIL kilómetros cuadrados de bosques desaparecidos.

La cifra es preocupante y aunque el controvertido ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, afirmó, tras darse a conocer el documento, que se tomarán medidas, el escepticismo es lo que predomina en la sociedad brasileña.

Y es que aunque durante los intensos incendios en la Amazonia y ante la fuerte presión internacional, el presidente dijo que era su deber proteger la mayor selva tropical del planeta, a la que dijo amar, sus acciones y discurso van por otro derrotero.

Nunca más cierto ese refrán popular de que hay amores que matan, pues Bolsonaro se ha ido encargando de desmantelar la política ambiental de Brasil. Le interesan más las posibles ganancias por su explotación, que el cuidado de una de las regiones de mayor biodiversidad del mundo.

Desde que asumió el cargo, ha realizado recortes significativos a la agencia de cumplimiento ambiental de Brasil por un monto de 23 millones de dólares, según las informaciones.

Lenta fue la respuesta de su gobierno ante los incendios de agosto pasado. Finalmente ante las constantes críticas, incluso de líderes de otras naciones, desplegó unos 44.000 soldados en reservas naturales, tierras indígenas y áreas fronterizas de la región para luchar contra el fuego.

La designación de Ricardo Salles al frente del Ministerio de Medio Ambiente es también una muestra de cuál es su real interés en la Amazonía. Muchos destacan el compromiso del titular con los grupos ganaderos y mineros.

Sus afirmaciones de que no hay suficiente desarrollo en la Amazonía y que no se pueden reservar grandes extensiones de selva para una pequeña población indígena, corroboran de qué lado está el ministro.

La realidad es que la situación de la Amazonía ha empeorado por la retórica antiecológica de Bolsonaro y sus políticas que apuestan por liberar la explotación comercial de la minería, la agricultura y el turismo en la rica región natural.



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