EE.UU. nacido para matar

Editado por Maite González Martínez
2019-11-30 07:47:55

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Por: Guillermo Alvarado

Desde que surgió como nación el 4 de julio de 1776, Estados Unidos ha pasado el 93 por ciento de su tiempo, es decir unos 222 años, involucrado en guerras de diverso tipo libradas en países de todo el mundo, incluido su propio territorio, lo que lo convierte sin duda en el más belicista de la historia.

En este extenso expediente figura el dato de que la nación norteña es la única  que hasta ahora utilizó armas nucleares contra objetivos civiles, las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki que fueron destruidas cuando el país asiático estaba derrotado y era cosa de semanas el fin de la II Guerra Mundial.

Pues bien, se conoció hace unos años un nuevo informe sobre la conducta guerrerista estadounidense, elaborado por el Instituto Watson de Asuntos Internacionales y Públicos, de la Universidad de Brown.

El documento recuerda que después de los ataques contra las torres gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001, Washington dio comienzo a la llamada guerra contra el terrorismo.

Tal enfrentamiento contra un enemigo difuso dura ya casi 20 años, se extendió a unos 80 países y ha dejado como resultado la muerte de unas 800 mil personas, de ellas 335 mil civiles, contando ancianos, mujeres y niños.

Por lo menos 21 millones de seres humanos tuvieron que desplazarse de su lugar de origen para escapar de la violencia desatada por estas guerras, lo que ha dado lugar a innumerables sufrimientos.

El estudio solo toma en cuenta a las muertes ocasionadas directamente por los enfrentamientos y no recoge las ocurridas por enfermedades, hambre, falta de atención y destrucción de infraestructura hospitalaria.

David Vine, de la Universidad Americana, había publicado antes un informe donde plantea que las guerras ocurridas desde el 11 de septiembre del 2001 habrían provocado en realidad la cifra de tres millones 100 mil personas.

Está el caso de la ciudad iraquí de Falluyah, por ejemplo, donde se ha informado de una gran cantidad de fallecimientos por enfermedades oncológicas vinculadas al uso por el ejército de Estados Unidos de municiones revestidas con uranio empobrecido para incrementar su potencia.

Además de Afganistán, en los años más recientes las operaciones se han concentrado en Iraq, Siria y Libia, aunque Estados Unidos también apoya la intervención de Arabia Saudita en Yemen y la permanente agresión de su socio Israel contra el pueblo palestino.

Si bien no hay una “guerra caliente” contra Irán, la política de sanciones y agresiones económicas y financieras aplicadas hacia esa nación tienen los efectos de un conflicto de intensidad.

Estados Unidos es un país que nació para matar y así lo asume cuando se otorga un derecho casi divino de declarar enemigos a quienes le parezca, colgarle el cartel de terrorista a cualquier país cuyo gobierno no le agrade y tratar de convertirlo por las armas a una “democracia” que está erigida sobre montañas de cadáveres.



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