¿Qué pasa en Brasil?

Editado por Maite González Martínez
2020-04-08 07:59:08

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Por: Guillermo Alvarado

Desde hace días circulan rumores, que algunos atribuyen a noticias falsas, de esas llamadas “fake news”, acerca del supuesto alejamiento de la presidencia de Brasil de Jair Bolsonado a manos del ejército, debido al descontento por la pésima gestión de la crisis sanitaria creada por la Covid-19.

En realidad razones no faltarían si esto llegase a ocurrir, pues el gobernante ha roto con todas las reglas aconsejadas por la comunidad científica para enfrentar la pandemia y expresado criterios que rozan la estulticia, la ignorancia y el menosprecio por la vida ajena.

Llamó “gripecita” a la enfermedad que ha contagiado a un millón 400 mil personas en el mundo, mató a cerca de 80 mil, paralizó la economía de la Unión Europea y tiene al borde del colapso la de Estados Unidos. 

Mostró desprecio por sus conciudadanos cuando dijo que los brasileños no se contagiarían porque son capaces de bucear en una cloaca, y salió a la calle a cruzar abrazos con otros tan irresponsables como él, cuando todo aconseja permanecer en casa.

Se dice ahora que ante la gravedad de la situación el alto mando militar nombró un equipo para dirigir al país y relegó a Bolsonaro a tareas insignificantes, por lo menos hasta que cese la emergencia.

Verdad o no, es harto significativo que cuando todos apostaban a la renuncia del ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, la voz más lúcida hasta ahora y que chocó frontalmente con el presidente a propósito de la enfermedad, se conoció que el titular sigue en su puesto y dirigirá el combate al virus.

Más aún, el anuncio lo hizo el vicepresidente, el general Antônio Hamilton Mourão, quien agregó tajante que “Mandetta sigue en el combate. Se queda”.

Esto es más que un desmentido a Bolsonaro, es moverle el piso luego de que el fin de semana había dicho que no tenía miedo de “usar el bolígrafo” contra el ministro, es decir, destituirlo.

En este punto coincido plenamente con el análisis del intelectual Emir Sader cuando afirma que en realidad los militares no necesitan apartar del poder al presidente, porque ya llenaron todos los vacíos que éste provocó con su caótica actuación, que lo enfrentó a casi todos los sectores de la nación.

Dice Sader que “Conforme Bolsonaro fue perdiendo apoyo, incluso de los suyos, el gobierno fue llenándose cada vez más de militares, en actividad y de la reserva. Hoy componen el gobierno, mientras que Bolsonaro se vacía…”

Golpe suave, golpe virtual, golpe silencioso, no sé. Alguien se encargará de ponerle nombre, pero lo cierto es que este presidente no sólo abrió las puertas al retorno del  neoliberalismo más salvaje en Brasil, sino que también promovió la vuelta del ejército sin necesitar un voto, o una bala.



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