Hay que saber deslindar infudios de las noticias verídicas

Editado por Maite González Martínez
2020-04-14 06:44:30

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Foto / ACN.

Por: Roberto Morejón

En momentos de incertidumbre como los actuales, al estar expuesto el mundo a los peligros del contagio con el virus SARS-cov-2, proliferan las noticias falsas, sin que los cubanos queden exentos de padecerlas.

Por redes sociales y en rumores en las calles a veces multiplicados inconscientemente se supo de una supuesta vacunación en las casas de los residentes en la mayor de las Antillas.

Muchos mostraron incredulidad y otros salieron al paso de una afirmación sospechosa, pues el país está inmerso en el enfrentamiento a la COVID-19 y para esa enfermedad no existe una vacuna.

Si bien el rumor no circuló con la misma intensidad en todas las provincias cubanas, al menos sembró cierta confusión hasta que las autoridades sanitarias negaron tal eventualidad.

No es posible inmunizar en las viviendas porque los antídotos utilizados son reactivados en dependencia de las edades, fundamentalmente niños, quienes están protegidos aquí contra 13 enfermedades.

Personal de salud administra otras vacunas ante determinadas incidencias circunstanciales, pero siempre con aviso a la población.

Además, los procedimientos establecidos fijan la preservación de las vacunas en cadenas de frío, razón por la que su aplicación debe hacerse en lugares apropiados y NO en las casas.

Los enfermeros constatan los efectos de las inoculaciones tanto en niños como en adultos.

La mayor de las Antillas lleva adelante periódicamente programas de vacunación abarcadores, como los destinados a prevenir a los niños contra la poliomielitis.

Nunca los avisos al respecto llegan a través de una cadena de mensajes en redes sociales.

De manera que las más recientes murmuraciones aconsejan no replicarlas y apegarse a las fuentes oficiales.

En uno de los países donde se trabaja con más ahínco por la salud colectiva, los ciudadanos están llamados a deslindar las noticias fidedignas de las infundadas.

Nada debe obstaculizar la labor titánica de los abnegados grupos de salud enfrentados a la pandemia por el nuevo coronavirus, en sintonía con la transparencia y haciendo gala de gran responsabilidad.

Los bulos distraen la atención de hechos cardinales como las pesquisas para encontrar pacientes con trastornos respiratorios e incluso asintomáticos.

A los encuestadores hay que atenderlos con confianza, responder con sinceridad a sus preguntas y agradecerle posteriormente por su labor, aun en medio del acecho del peligroso padecimiento de origen respiratorio.



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