Las horas tristes de Brasil

Editado por Maite González Martínez
2020-05-27 07:18:43

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Imagen /  Novedades de Tabasco.

Por: Guillermo Alvarado

El tercer ministro de Salud en ocupar ese cargo desde que comenzó en Brasil la pandemia de Covid-19, el general Eduardo Pazuello, informó que en el país se han confirmado 375 mil casos de esa enfermedad, que causó la muerte a casi 23 mil 500 personas.

Se trata de la peor crisis sanitaria en el Gigante Sudamericano y lo peor es que aún faltan por llegar los días más difíciles.

Parte importante de la responsabilidad por esta tragedia la tiene el gobierno de Jair Bolsonaro, que se negó desde el principio a declarar el aislamiento social y el uso obligatorio de medidas de protección.

Según el presidente, la economía es más importante que la salud, un concepto que le está costando muy caro a la gente. Ahora, ante la evidente magnitud del problema, ha optado por echarle la culpa a cualquiera, menos a él.

Brasil está viviendo horas tristes, sin embargo están por llegar otras aún más amargas en la medida en que el SARS-CoV-2 se extiende hacia las regiones más pobres del país, entre ellas Maranhão, Pernambuco, Paraíba y Ceará, en el nordeste, donde viven casi 50 millones de personas.

En Maranhão el secretario estatal de Salud, Carlos Lula, dijo a la prensa que hay mucha gente que no tiene agua ni jabón para cumplir con las elementales normas de higiene contra la Covid-19. Allí sólo hay 388 camas en unidades de cuidados intensivos y casi todas están en la capital, San Luis.

Flavio Dino, el gobernador electo por el Partido Comunista de Brasil y uno de los mayores críticos de la gestión del gobierno federal, dijo que Bolsonaro es el principal obstáculo para que el país vuelva a la normalidad.

La situación es tan mala que hasta Donald Trump, objeto de la veneración del presidente brasileño, decidió prohibir la entrada a Estados Unidos a partir de hoy miércoles de personas que viajen desde la nación sudamericana para evitar el ingreso de potenciales enfermos de la Covid-19.

Sin duda fue un golpe duro para Bolsonaro, cuyo gobierno se fragiliza por la pésima gestión de la crisis sanitaria. La más reciente salida del gabinete la protagonizó el secretario de Vigilancia del ministerio de Salud, Wanderson Oliveira, principal encargado del combate a la pandemia.

No cabe duda de que se trata de horas tristes, como el Soneto de la Desesperación, del gran poeta brasileño Vinicius de Moraes, que hoy suena a premonición: “De repente, no más que de repente/ se volvió triste lo que fuera amante / y solitario lo que fuera contento. El amigo próximo se hizo distante/ la vida se volvió una aventura errante. / De repente, no más que de repente”.  



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