La iracunda soledad de Trump

Editado por Maite González Martínez
2020-06-05 08:09:35

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Por: Guillermo Alvarado

El absoluto desprecio que ha mostrado el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hacia los ciudadanos que marchan para condenar el racismo y reclamar justicia por el asesinato de George Floyd, lo está sumiendo cada vez más en la soledad y la iracundia.

El paranoico magnate, que suele ver conspiraciones cada vez que comete un error garrafal, volvió a meter la pata cuando amenazó a su población con soltar los perros de la guerra contra ella, es decir, aquellos soldados que han dejado doloroso rastro en sus incursiones por casi todo el mundo.

Hubo quienes en ese país aplaudieron las intervenciones en Iraq, Afganistán, Siria o Libia, sin mencionar una serie de pueblos mártires latinoamericanos y caribeños. Otra cosa es, sin embargo, cuando las armas se voltean hacia los propios ciudadanos de Estados Unidos.

No se trata de un asunto menor, pues Trump ha utilizado términos propios de un ambiente bélico, como “terrorismo nacional”, “anarquistas profesionales”, “hordas violentas” y acusó a varios gobernadores de debilidad por no controlar sus “espacios de batalla”.

Sólo que, al reclamar la intervención de las fuerzas armadas cruzó una línea que otros no están dispuestos a transgredir.

Uno de los primeros en distanciarse fue el propio secretario de Defensa, Mark Esper, quien dijo no estar de acuerdo en apelar a la Ley de Insurrección, promulgada en 1807, que permitiría poner a los militares en las calles.

Su antecesor en el cargo, el general James Mattis, fue más duro y acusó al presidente de dividir al país. “He observado los eventos de esta semana enojado y aterrado”, dijo y agregó: “necesitamos rechazar y hacer que rindan cuentas aquellos que desde sus puestos se burlan de nuestra Constitución.”

El almirante retirado Mike Mullen, antiguo jefe de Estado Mayor, señaló que las ciudades y pueblos del país “no son espacios de batalla para ser dominados, y nunca deben serlo… nuestros conciudadanos no son el enemigo.

Incluso un estrecho aliado suyo, el primer ministro británico, Boris Johnson, le envió un mensaje personal a Trump donde condena el asesinato de Floyd y le recuerda que el racismo no tiene espacio en el mundo actual.

Todo esto no ha disminuido la ira del magnate, que tiene semimilitarizados con 17 mil efectivos de la guardia nacional a 23 estados y la capital y clama a los cuatro vientos por la ley y el orden, es decir represión y brutalidad.

Tiempos de peligro que fueron resumidos así por el reverendo Jesse Jackson: “algunos marchan con la esperanza de que Estados Unidos escuchará, algunos marchan sin esperanza, pero porque el silencio ya no es aceptable… Nos uniremos, o quedaremos deshechos”.



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