El descuido puede cobrar vidas y así lo demuestra el movimiento de la COVID-19, hacia otros escenarios de La Habana: colectivos laborales, en una provincia que ha mantenido y debe la continuidad de producciones y servicios imprescindibles para garantizar la vitalidad de una economía centrada en los requerimientos de las actuales urgencias sanitarias.

Garantizar la producción y distribución de alimentos para casi tres millones de ciudadanos precisa defender la funcionalidad de industrias, empresas y organismos de la administración del Estado donde la presencia de tan letal enfermedad constituye una responsabilidad de todos.

Foto: Roly Montalván

Así lo expresó Luis Antonio Torres Iríbar, Presidente del Consejo de Defensa Provincial de La Habana: “Necesitamos una percepción responsable de nuestro pueblo del peligro, del riesgo que representa esta epidemia. Si logramos eso, y además levantamos la precepción de responsabilidad de los directivos de las instituciones, en las fábricas, en los centros laborales, nosotros cortamos rápidamente esa tendencia negativa que se ha dado en estos días”.

Una vez más, sobre La Habana cae el peso de las miradas de toda la nación. En su territorio marcado por “límites” invisibles entre sus municipios densamente poblados, en los cuales resulta difícil evitar la movilidad de miles de personas en función de sus necesidades para adquirir alimentos y continuar sus labores en la producción y los servicios.

Foto: Oscar Alvarez Delgado

Los esfuerzos del Gobierno, con el apoyo de la máxima dirección del Partido y el Estado cubanos, conforman las acciones de una agenda que implica importantes inversiones para sostener las infocomunicaciones, el comercio electrónico, fuertes erogaciones para subsidiar a miles de personas que reciben el 60 % de su salario en el hogar, el transporte en función de los trabajadores de la Salud (entre otros); la alimentación de personas de bajos ingresos o bajo la protección de la asistencia social, la restauración de entidades vitales: por ejemplo, el Aeropuerto Internacional José Martí, equipos y estaciones ferroviarias, terminales de ómnibus (interprovincial), así como el estímulo de variables para el encadenamiento de producciones locales con la gran industria –en función de la reducción de importaciones y la búsqueda de capacidades exportables, la agricultura urbana, suburbana y familiar.

Tal y como se previó en los pronósticos, la capital es el epicentro de la COVID-19, pero la posibilidad de cortar la cadena de contagios y hacer efectivas las disposiciones sanitarias se mantiene como una responsabilidad de cada ciudadano.

(periodista/ Raúl San Miguel/Tribuna de La Habana)